El Ministerio de Defensa británico admitió ayer que sus soldados torturaron y pisotearon los derechos humanos de nueve presos iraquís en el sur de Irak, en el 2003, un reconocimiento que abre la vía al pago de compensaciones a los afectados. La decisión del Gobierno de Londres se produce tras años de disputas con la familia de Baha Musa, un iraquí que trabajaba en un hotel y que murió bajo la custodia del Ejército británico, y de otros ocho iraquís que lograron sobrevivir a los malos tratos.