Pasadas más de 24 horas desde el inicio del gran apagón que dejó sin fluido eléctrico a 50 millones de personas en el noreste de EEUU y Canadá, las causas del incidente siguen siendo objeto del más absoluto misterio. A pesar de haber efectuado dos intervenciones públicas, el presidente norteamericano, George Bush, no ha dado ninguna explicación sobre las causas de lo sucedido.

Aunque algunos servicios se van restableciendo lentamente, la situación dista mucho de estar totalmente normalizada y las demandas de explicaciones no encuentran respuesta oficial.

Pese a su magnitud, este apagón, el peor de toda la historia de EEUU --que ya registró incidentes similares, pero de menor envergadura en 1965 y 1967-- no ha tenido consecuencias fatales. Sólo se conoce una víctima mortal. Se trata de un hombre que murió en Nueva York a causa de un infarto, que le sobrevino durante uno de los 60 incendios que se declararon achacados a accidentes con las velas que iluminaron los hogares durante la noche.

El gobernador de Nueva York, George Pataki, se preguntó cómo ha podido ocurrir algo así "cuando después de los apagones de los años 60 se nos dijo que eso no sucedería nunca más". Los mecanismos que se establecieron entonces tenían por objeto aislar los fallos e impedir su extensión de una planta eléctrica a la otra y, obviamente, no han funcionado. "Estamos en el 2003. Somos el país más avanzado del mundo y tenemos que tener un sistema energético fiable", dijo Pataki.

SEÑAL DE ALARMA Bush reconoció que la red eléctrica del país está "anticuada" y dijo que el apagón constituye "una señal de alarma" que demuestra que el sistema "debe ser modernizado". "No sabemos qué falló, pero analizaremos el problema y buscaremos una solución", afirmó. El Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes anunció ayer que iniciará una investigación en septiembre.

Tampoco se conoce dónde se inició la avería, lo que ha desencadenado una cierta polémica. Algunas fuentes federales insinuaron que el problema comenzó en la propia ciudad de Nueva York, algo que el alcalde de esta urbe, Michael Bloomberg, niega. Bloomberg cree que el origen del fallo estuvo en el norte del estado o en Canadá. El primer ministro canadiense, Jean Chrétien, culpó, en cambio, a la planta nuclear de Pensilvania. La provincia de Ontario, la más poblada de Canadá, quedó totalmente a oscuras.

Mientras las autoridades se pasan la pelota unas a otras, los ciudadanos siguen sufriendo las consecuencias. Aunque se trabaja a marchas forzadas para restablecer el suministro --en el corazón de Manhattan el apagón duró 22 horas--, la gran mayoría de los afectados siguen sin luz y, en ocasiones, sin agua.

HASTA EL LUNES El metro de Nueva York, utilizado a diario por más de siete millones de personas, sólo podrá funcionar 6 u 8 horas después de que se restablezca la electricidad, y Bloomberg reconoció que la ciudad no estará totalmente normalizada hasta el lunes. Otras urbes importantes como Detroit y Cleveland siguen privadas casi por completo de electricidad. Los servicios ferroviarios no funcionan y el apagón ha afectado también al tráfico aéreo internacional.