Actualmente hay cinco millones de personas que necesitan ayuda alimentaria en el Sahel Occidental, un número que podría dispararse de forma "inminente" hasta derivar en "una grave hambruna" en la región, si la comunidad internacional no actúa "ahora" para evitarlo con una gran inyección de dinero, según han advertido este jueves tres agencias de Naciones Unidas.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han advertido en un comunicado conjunto de que "la sequía, los altos precios de los alimentos y el conflicto pueden llevar a millones de personas a una grave hambruna en algunas zonas del Sahel Occidental".

De acuerdo con la ONU, "las escasas lluvias caídas en 2017 en zonas de pastoreo del sur de Mauritania, el norte de Senegal y algunas zonas de Burkina Faso, Níger, Malí y Chad han diezmado el ganado y las cosechas y han afectado a los medios de subsistencia de la población, llevando a una aparición precoz de la estación del hambre". Así, unos 2,5 millones de pastores y 1,6 millones de agricultores necesitan "ayuda urgente" para proteger sus medios de vida.

Trashumancia temprana

En concreto, la organización internacional ha señalado que "la reducción de pastos ha llevado a una trashumancia temprana este año, cuatro meses antes de lo que es habitual" debido a "una gran concentración de animales, intensificada por restricciones en los pasos fronterizos (...), lo que ha incrementado la fragilidad de una región ya de por sí insegura.

Además, la región "ha visto cómo se ha incrementado la inseguridad y se ha intensificado el conflicto armado", lo cual "está impidiendo el funcionamiento de servicios básicos y reduciendo los medios de subsistencia de la población local". "Esto ha afectado a la cohesión social y ha forzado a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares", ha alertado la ONU.

Con todo, se estima que cinco millones de personas necesitarán ayuda alimentaria y para sus medios de subsistencia durante la que se espera será "la peor temporada de carestía de los últimos cuatro años", según el último análisis de seguridad alimentaria (Cadre Harmonisé). Muchas familias, recalcan las tres agencias, habrían agotado sus víveres en abril, algo que normalmente ocurre entre junio y septiembre.

Para Abdou Dieng, director regional del PMA para África Central y Occidental, ya hay señales de "un desastre inminente que no podemos continuar ignorando". "Tenemos noticias de que la población está reduciendo el número de comidas al día y de que los niños están dejando de ir al colegio", ha señalado.

Gran crisis de nutrición

Los más afectados son los niños. UNICEF calcula que 1,6 millones están en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave en seis países del Sahel Occidental, un 50% más que en la última gran crisis de nutrición en la región, hace seis años. Las principales causas son la inseguridad alimentaria, hábitos alimenticios no adecuados en niños y madres y la falta de acceso al agua potable y al saneamiento.

"Resulta trágico que las mismas madres vuelvan a las clínicas año tras año a sus hijos con síntomas de desnutrición aguda grave, y este año todavía en un número mayor", ha dicho Marie-Pierre Poirier, directora regional de UNICEF para África Central y Occidental.

Poirier ha afirmado que es posible "romper este ciclo si invertimos en construir una mayor capacidad de recuperación, haciendo que las familias, las comunidades y las autoridades estén mejor equipadas para prevenir y afrontar crisis similares en el futuro".

"Construir resiliencia es la prioridad de la FAO", ha apostillado Columba Sow, coordinadora subregional de la FAO para resiliencia. "Lo que necesita el Sahel para estabilizarse es apoyo para los pastores y los agricultores durante las crisis de cambio climático y las provocadas por el conflicto durante las futuras temporadas de carestía", ha precisado.

Protección de los medios de vida

UNICEF, la FAO y el PMA han desarrollado una respuesta común para cubrir las necesidades de alimentos, la protección de los medios de vida y la lucha contra la desnutrición a corto plazo, con el fin de "reducir el impacto de la crisis inminente". "Al mismo tiempo se están coordinando intervenciones a largo plazo (...) para conseguir que los hogares, las comunidades y los sistemas nacionales estén más preparados para prevenir y afrontar crisis en el futuro", han apuntado.

Con este objetivo, el PMA ha reclamado 236 millones de euros para dar alimentos y asistencia nutricional a 3,5 millones de personas durante la temporada de carestía; UNICEF ha pedido 220 millones de euros para dar alimento terapéutico a 989.000 niños en riesgo de desnutrición aguda grave y proporcionar acceso a agua potable y saneamiento hasta final de año; y la FAO necesita 106 millones de euros para "acciones urgentes que eviten un deterioro mayor".