Desde el 2012 entre 30 y 40 hijos de mafiosos calabreses han sido apartados de sus familias y han entrado en un proceso de adopción. Una medida que se puso en marcha ese año para alejar a los menores de la violencia y que ahora el Órgano del Poder Judicial (CSM) ha pedido hacerla extensiva a toda Italia. Una medida que no está exenta de polémica. La decisión está ahora en manos del Parlamento y el Ministerio de Justicia.

Cuando entró en vigor hace cinco años la normativa, las autoridades crearon un equipo de emergencia formada por policías, asistentes sociales, psicólogos, que actúan cuando existe una evidencia sobre la conocida como «escuela mafiosa paralela». Se presentan en los domicilios, tramitan la supresión de la patria potestad y gestionan la acogida por otras familias, lejos de su territorio, o a centros llamados «casa-familia» donde reciben otro tipo de educación. A veces los padres presentan denuncia, pero hasta ahora no han ganado un solo pleito.

La decisión de apartar del ambiene mafioso a los menores de la ‘Ndrangheta, la mafia de Calabria, empezó a gestarse después de que en el 2001 la policía grabara una conversación entre un miembro de la mafia con su hijo mientras lo acompañaba a la escuela. «Tienes que entenderme bien, muy bien, lo que te digo», explica el padre al pequeño. «Existe un concepto de ley...existe la ley, los carabineros, el juez....y existe un concepto de familia...¿me sigues? Bien, pues, la familia no se rige nunca por la ley, sino que se hace justicia por si misma...entonces se dice que estas personas son de la ‘Ndrangheta, o sea, que si hacen daño a mi hijo, yo no voy a la policía a decirles que le han hecho daño. Yo cojo a quien lo ha hecho y lo mato, porque te ha hecho daño, ¿entiendes como funciona?», expone el padre.

«Ah, esto es la mafia», responde el menor. «Sí, significa esto. Hay los mafiosos que trafican con drogas y hacen cosas feas pero también los mafiosos que son hombres de honor», dice el padre. «¿Qué significa eso», continua, «pues que en lugar de dirigirse al alcalde, al sargento o a otros, todos se dirigen a él para explicarle... que si mi hijo no quiere ir a la escuela, que si necesita dinero o encontrar un trabajo...pues (el mafioso) lo hace todo, la ley es él». El hijo entonces dice que la maestra les ha enseñado que los mafiosos van contra la ley. El padre insiste: «Los mafiosos van contra la ley porque tienen la suficiente fuerza como para hacer justicia por sí solos».

La medida de alejar a los niños de sus famlias «no se aplica nunca con ligereza», defiende Federico Cafiero De Raho, exfiscal de Reggio Calabria que frente a las críticas de que se trata de «una intromisión intolerable en el contexto familiar», argumenta que «debemos entender que el clan mafioso imparte a sus retoños reglas opuestas a las naturales». «Hay que optar por la vida y no la muerte, por esto intentamos desenraizar el viejo concepto de familia. Ahora son los mismos padres quienes, desde la prisión, nos piden que demos una posibilidad a sus hijos, la posibilidad de vivir», dice.