Una crisis financiera argentina con una magnitud similar a la de 2001 puede afectar a varios sectores económicos uruguayos, pero de una forma menos acusada debido a su menor dependencia comercial y bancaria.

A esta conclusión han llegado economistas y autoridades uruguayas consultados hoy por Efe, que han descartado que la situación de impago selectivo a la que se enfrenta Argentina se parezca a la coyuntura de principios de la década de 2000.

Entre los sectores que se pueden ver más perjudicados por esta coyuntura se encuentra el turismo, pues la principal fuente de visitantes que recibe Uruguay se encuentra en Argentina (1,76 millones en 2012), por encima de Brasil (397.000) y Chile (53.000), según datos del Instituto Nacional de Estadística.

Una depresión en ese país y la más que probable devaluación del peso argentino que provocaría -con respecto al uruguayo- encarecería el turismo y haría disminuir la cifra total de visitantes desde la otra orilla del Río de la Plata, explicó a Efe la directora del Instituto de Economía de la Universidad de la República, Gabriela Mordecki.

Las empresas que cuentan con un importante volumen de exportaciones a este país también verían menguar su negocio como consecuencia de un colapso de la economía argentina.

Entre ellas, se situarían las textiles, las de vestido, las de electrodomésticos y las papeleras y derivadas, precisó a Efe la portavoz de Macroeconomía del Centro de Investigaciones Económicas (CINVE), Magdalena Domínguez.

Ambas expertas han coincidido en que el sistema financiero se encuentra mucho menos expuesto a las consecuencias de una coyuntura económica como la de 2001, entre otras cosas porque los depósitos extranjeros -en su mayoría argentinos- representan un 10 % del total, cuando a principios de la década del 2000 suponían el 50 %, puntualizó Mordecki.

Las consecuencias de la crisis argentina de principios de la década del 2000 se dejaron notar en Uruguay, donde los ciudadanos argentinos contaban con depósitos que retiraron de forma masiva ante la instauración del "corralito".

Esto provocó una profunda crisis financiera que afectó a diversas actividades que derivó en el cierre de una buena parte de la banca comercial y en una contracción de la economía uruguaya.

El ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, ha incidido hoy en que la coyuntura actual no se parece a la de 2001 y ha calificado de "injusticia" el que Argentina haya sido forzada a esta situación por su negativa a aceptar las condiciones de pago de la deuda propuestas por los fondos especulativos.

El titular de la cartera económica ha definido esta situación como "transitoria" y ha certificado, en declaraciones a los periodistas, que Uruguay mantiene la "serenidad" a pesar de este tipo de "turbulencias", debido a una economía "fuerte" que también ha sabido aguantar las consecuencias de la crisis mundial iniciada en 2008.

Para Gabriela Mordecki, una crisis de deuda argentina sí que podría mermar la inversión exterior, puesto que las malas expectativas sobre este país podrían contagiarse a toda la región.

Este temor puede encarecer la compra de deuda por parte de Uruguay, aunque sus buenas cifras macroeconómicas y las buenas condiciones de financiación de las obligaciones con las que actualmente cuenta este país hacen bastante difícil que se produzca una crisis a consecuencia de este asunto, según Domínguez.