Intermón Oxfam intenta recuperar contra reloj la credibilidad tras el escándalo de prostitución de Oxfam en Haití a través de un ejercicio de transparencia sin precedentes en la oenegé: la organización hizo públicos ayer los casos de mala conducta sexual desde el año 2012. Cuatro trabajadores han sido sancionados por conductas sexuales reprobables en África y América Latina en los últimos cinco años.

En tres ocasiones, el agravio se produjo contra trabajadoras de la organización -sus autores fueron amonestados- y el cuarto caso está vinculado al pago de servicios sexuales a una mujer con fondos de la oenegé. La persona implicada fue despedida. «Esos son los casos que hemos detectado en una entidad con 1.400 personas y 1.700 voluntarios. Un total de 3.100 personas comprometidas en la lucha contra la pobreza», explicó en rueda de prensa la directora adjunta de la filial española de Oxfam, Pilar Orenés, quien no restó importancia a los datos pero defendió la buena praxis general y enfatizó en los mecanismos existentes para detectar este tipo de conductas.

Conscientes de la gravedad de los hechos y la alarma social después de que The Times revelase que trabajadores de Oxfam contrataron prostitutas en Haití tras el terremoto del 2011, el presidente de la filial española, José María Vera, anunció un conjunto de medidas: «Estamos dispuestos a introducir cambios regulatorios en el propio sector con las administraciones públicas y a coordinar medidas con otras oenegés y evitar así que delincuentes trabajen en ellas». Médicos Sin Fronteras reconocía el miércoles haber detectado 24 casos de acoso o abuso sexual en el 2017.

Un total de 1.200 socios de Intermón Oxfam han solicitado la baja en los últimos días. El objetivo prioritario de la organización es devolver la confianza a sus casi 200.000 asociados. La oenegé insiste en que protege a casi 20 millones de personas vulnerables en 90 países y remite al protocolo aprobado en el 2012 -precisamente a raíz del caso de Haití-, que permite detectar y censurar comportamientos reprobables.

La organización reconoce errores internos al haber decidido ocultar el escándalo. Pero defiende que se depuraron responsabilidades internamente en cuanto se conocieron los hechos. «La oenegé no pasó por alto los casos de prostitución de trabajadores de la rama británica de la organización en Haití. Se investigaron y se sancionaron. Se produjeron errores, pero no hubo inacción».