El equipo internacional de fiscales que investiga el derribo, en el verano del 2014, de un avión de pasajeros malasio que sobrevolaba Ucrania hizo público ayer el resultado de sus pesquisas, que apuntan con fuerza casi incontestable a Rusia. Los investigadores determinaron que el proyectil fue disparado desde una batería Buk de fabricación rusa posicionada en territorio controlado por las milicias prorrusas en el este de Ucrania, respaldadas por Moscú. Además, según sostienen los mismos investigadores, el misil fue transportado hasta Ucrania desde la vecina Rusia.

«Sobre la base de la investigación penal, podemos concluir que el avión del vuelo MH17 fue abatido el 17 de julio del 2014 por un misil BUK enviado desde el territorio de la Federación Rusa, y que después del disparo, el sistema fue reenviado a Rusia», aseguró Wilbert Paulissen, miembro de la investigación. El lugar desde donde se disparó ha sido identificado: un campo próximo a la localidad ucraniana de Pervomaïski.

El Kremlin se apresuró a desestimar los hallazgos del Equipo Conjunto de Investigación, encabezado por los Paises Bajos y en el cual Rusia no participa, reiterando la versión dada a conocer por el Ejército ruso hace dos días, recurriendo a datos recogidos por sus radares. «Los datos son claros; no hay ningún proyectil. Y si hubiera habido algún proyectil, habría sido disparado desde otro lugar», reaccionó ayer el portavoz presidencial, Dmitri Peskov. El Ministerio de Exteriores ruso, por su parte, acusó a los investigadores, algunos de ellos ucranianos, de fabricar pruebas.

El vuelo MH-17 de la compañía Malaysia Airlines que cubría la ruta entre Ámsterdam y Kuala Lumpur fue abatido mientras sobrevolaba el este de Ucrania en uno de los momentos más virulentos de la guerra civil en el Donbass. Murieron las 298 personas que viajaban a bordo del Boeing 777, entre pasajeros y tripulación, la mayoría de ellos de nacionalidad holandesa. H