Todas las miradas de la 46ª Conferencia de Seguridad de Múnich estaban puestas ayer sobre el mismo hombre: el ministro de Exteriores de Irán, Manucher Muttaki. Su aparición en el último momento en la cita anual muniquesa tenía un fin claro: convencer a occidente de lo que su presidente, Mahmud Ahmadineyad, había anunciado días antes: que Irán "no tiene problemas" en aceptar un intercambio de uranio enriquecido con otros países y que un acuerdo en esa dirección está "más cerca que nunca".

La propuesta hecha el pasado octubre por el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) consiste en enviar 1.200 kilos de uranio iraní pobremente enriquecido a Rusia y a Francia --que Irán recibiría tiempo después-- transformado en combustible nuclear para alimentar un reactor de investigación médica de Teherán.

El director de la OIEA, Yukiya Amano, llegó a confirmar tras una reunión de media hora con Muttaki que el diálogo se mantiene, aunque advirtió de que los iranís "no han presentado contrapropuesta alguna". Según los medios de comunicación, no hay aún acuerdo sobre la cantidad de uranio a enviar y los plazos de devolución.

AUMENTAR LA PRESIÓN Estados Unidos y los países europeos mostraron ayer su escepticismo respecto al anuncio iraní. El Secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, dijo desde Ankara que no creía que "se esté cerca de un acuerdo con Irán" y se mostró a favor de "aumentar la presión sobre Teherán". En Múnich, el consejero de Seguridad de EEUU, James Jones, apoyó sus palabras y dijo que si Irán no asume sus responsabilidades "se enfrentará a sanciones más fuertes y a un aislamiento mayor".

Es precisamente esa amenaza de más sanciones lo que muchos ven detrás del supuesto cambio de postura iraní. Antes de la conferencia, el vicecanciller alemán y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, advertía de los "trucos" que suele utilizar Teherán para esquivar las sanciones. En Múnich, Westerwelle mantuvo la desconfianza ante la propuesta de Irán. "Seguimos teniendo la mano tendida. Pero hasta el momento, nadie ha cogido esa mano", afirmó el ministro.