Casi tres millones de irlandeses están llamados este viernes a las urnas para decidir en referendo si eliminan el Senado, una medida que, según el Gobierno, permitiría ahorrar hasta 20 millones de euros anuales y modernizar la política nacional.

Los colegios electorales abrirán sus puertas a las 08.00 GMT y cerrarán a las 23.00 GMT, mientras el recuento de los sufragios comenzará el sábado y se espera que el anuncio del resultado final se produzca a primera hora de la tarde.

Según las últimas encuestas, la propuesta del Gobierno de coalición entre conservadores y laboristas para abolir el Seanad Éireann (Senado de Irlanda en lengua gaélica) cuenta con algo más de un 60% de apoyo, lo que anticiparía una cómoda victoria del 'sí'. No obstante, el director de la campaña para la consulta y ministro de Trabajo, Empresa e Innovación, el democristiano Richard Bruton, ha hecho una llamada al electorado para que acuda a las urnas y contribuya a "cambiar profundamente" el sistema político irlandés.

Ventaja del 'sí'

A pesar de que el 'sí' parte con ventaja, la experiencia en Irlanda en anteriores consultas populares demuestra que la baja participación suele beneficiar a las posiciones minoritarias, motivo por el que el Gobierno se ha empleado a fondo durante esta campaña.

La derrota dejaría muy tocado a un Ejecutivo que en los últimos años se ha visto obligado a aplicar duros ajustes para cumplir con las condiciones del rescate solicitado en el 2010 a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.

En este contexto de austeridad, el argumento estrella del Gobierno durante la campaña para la eliminación del Senado, compuesto por 60 miembros, ha sido la cuestión del ahorro, acompañado por un trabajo de desprestigio hacia un foro calificado de "irrelevante", "anticuado" o "elitista".

Oposición del Fianna Fail

En el bando contrario, solo el Fianna Fail, el partido que más veces ha gobernado Irlanda y ahora en la oposición como tercera fuerza política, se opone a la eliminación del Senado, pues prefiere mantenerlo para someterlo a una profunda reforma. Sin demasiado éxito, esta formación también ha cuestionado el ahorro que supondría su abolición, al tiempo de que ha advertido de que la ausencia de senadores "cimentaría el control absoluto" de cualquier Ejecutivo sobre la vida política irlandesa y perjudicaría la democracia.

En caso de victoria del 'sí', la supresión del Seanad supondría también la eliminación de ocho de los 166 escaños de la Cámara baja (Dáil), cuya nueva composición entraría en vigor después de las próximas elecciones generales, previstas para el 2016.

Establecido en 1937 en su actual forma, el Seanad tiene poderes para efectuar recomendaciones sobre un proyecto de ley y, aunque no puede bloquearlo, puede retrasar el proceso durante un periodo de hasta tres meses. El Gobierno sostiene que los mecanismos de "control y equilibrio" del Senado sirven para muy poco y promete reforzar la vigilancia sobre el Ejecutivo a través de los comités multipartitos del Dáil, cuyo número está previsto que se amplíe de 12 a 14.