Irlanda ha aceptado reformar la Constitución para liberalizar la legislación vigente, una de las más restrictivas y controvertidas de Europa, en el referéndum sobre el aborto celebrado este viernes, en la que la alta participación ha resultado clave para la rotunda victoria del ‘sí’, según los sondeos a pie de urna. Los primeros resultados provisionales podrían conocerse este mediodía, mientras que el definitivo se espera a última hora de la tarde

Aunque el recuento oficial comienza hoy a las 08.00 horas GMT, dos encuestas efectuadas a pie de urna por la cadena pública RTE y el diario Irish Times indican que una "abrumadora mayoría" ha tomado una decisión que los medios califican de "histórica". Los sondeos sugieren que un 69% (según RTE) y un 68% (según ‘Irish Times’), habrían respaldado la propuesta del Gobierno del partido Fine Gael, cuya reforma abriría la puerta a poder acabar el embarazo sin restricciones durante las primeras 12 semanas de gestación.

El ministro de Sanidad, el democristiano Simon Harris -uno de los grandes impulsores del cambio-, recibió con cautela las cifras, aunque confió en que este sábado se levantará "en un país más compasivo, más bondadoso y respetuoso", según escribió en Twitter.

DESPLAZAMIENTOS MASIVOS PARA VOTAR

Como ocurrió en la consulta del 2015 para legalizar el matrimonio homosexual, una parte significativa de la diáspora irlandesa se ha desplazado con cualquier medio de transporte a su disposición para no perderse una "oportunidad única en toda una generación", según pidió el primer ministro, Leo Varadkar, de 39 años, médico de profesión y gay.

Las redes sociales dieron testimonio del bullicioso tránsito, sobre todo de jóvenes, por los aeropuertos, puertos marítimos o estaciones de autobuses y trenes para llegar hasta los centros de votación, que abrieron a las 06.00 y cerraron a las 21.00 horas GMT.

Fueron 15 horas de jornada electoral para favorecer la participación de los 3,2 millones de personas convocadas por el Gobierno para decidir en esta consulta si suaviza la legislación vigente, cuyas restricciones obliga a miles de mujeres de este país a viajar cada año al extranjero para abortar.

LA ALTA PARTICIPACIÓN BENEFICIA AL 'SÍ'

Al cierre de las urnas se superaba en muchos de los centros de votación la participación del 2015 (62 %), después de que el primer ministro hubiese previsto hoy que la alta afluencia a las urnas beneficiaría a la campaña del ‘sí’.

Los partidarios y detractores de reformar la ley llegaron con dudas al referéndum, pues aunque las encuestas concedían ventaja al ‘sí’, el ‘no’ había reducido la diferencia en las últimas semanas y todavía quedan bastantes indecisos.

Varadkar fue uno de los primeros políticos en votar, seguido de cerca por un gran número de medios de comunicación nacionales e internacionales, ante el gran interés que ha generado la posibilidad de que este país, aún mayoritariamente católico, elimine las duras restricciones del aborto, criticadas, entre otros, por la ONU y la Unión Europea (UE).

LOS PARTIDARIOS DEL 'NO'

En lado opuesto, el dirigente del Sinn Féin Peadar Toibin -tercera fuerza nacional- volvió a considerar que la futura ley abrirá la puerta a los "abortos a la carta", al tiempo que se eliminará de la Constitución el "derecho a la vida" de los "no nacidos".

Toibin, uno de los activistas más visibles del ‘no’ durante la campaña, representa la complejidad moral que tiene este tema en Irlanda, donde los principales partidos, como el Sinn Féin, están con el Gobierno, pero han dejado que sus miembros actúen de acuerdo a sus principios.

También los grupos provida y la Iglesia católica, aún influyente a pesar de los escándalos de abusos sexuales a menores, rechazan cualquier cambio, pues creen que dará paso a acabar con embarazos de "no nacidos" con malformaciones físicas o psíquicas.

ELIMINACIÓN DE LA "OCTAVA ENMIENDA"

El Gobierno ha pedido al electorado que se pronuncie sobre la eliminación de la llamada "octava enmienda", incluida en 1983 en la Constitución, y que garantiza de igual manera el derecho a la vida del "no nacido" y de la madre.

De acuerdo con esta provisión, la ley promulgada en el 2013 por el Ejecutivo del Fine Gael, la primera en la historia de Irlanda, solo permite la interrupción del embarazo en circunstancias excepcionales, como cuando la vida de la madre corre peligro, que incluye la amenaza de suicidio, pero no contempla casos de incesto, violación o malformaciones del feto.

Si desaparece la “octava enmienda", el Gobierno, en el poder desde el 2011, redactará una nueva legislación que podría permitir el aborto en Irlanda en todas las circunstancias durante las primeras 12 semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las 24 semanas.