Cuentan que en Belfast las oficinas de correos se han quedado sin impresos para solicitar el pasaporte de la República de Irlanda. El número de residentes en Irlanda del Norte que quiere conservar así la ciudadanía europea cuando el Reino Unido consume el ‘brexit’ supera todos los records. Inundado de peticiones, el ministerio de Asuntos Exteriores en Dublín ha recordado en un comunicado que hay tiempo. Al menos durante dos años más, los británicos seguirán siendo ciudadanos de pleno derecho de la UE. "No es urgente el solicitar un pasaporte irlandés en este momento", aseguran en el ministerio.

La preocupación en el norte de la isla es tal que -vivir para ver- el líder unionista Ian Paisley Junior ha llegado a sugerir a sus votantes que tramiten el pasaporte de la república. “Si hay gente que puede tener un segundo pasaporte y con ello lograr algunos beneficios, por qué no pedirlo. Me parece bien”, ha dicho Paisley. El diputado, hijo del fallecido reverendo Ian Paisley, es una figura del Partido Democrático Unionista (DUP), la formación que ha luchado a sangre y fuego durante décadas contra los nacionalistas católicos. Ahora Paisley no pone “objeciones”, porque ese pasaporte, dice, “aunque tenga un harpa irlandesa grabada en la portada, es esencialmente un documento europeo”.

El DUP tomó la desastrosa decisión de apoyar la salida de la UE en el referéndum de junio. Pero Irlanda del Norte, al igual queEscocia, votó masivamente a favor de la permanencia (56%), con el respaldo de nacionalistas y republicanos del Sinn Féin. Los unionistas lo han pagado caro. En las recientes elecciones a la Asamblea de Stormont, el Sinn Féin logró un avance sin precedentes, quedándose a poco más de 1.000 votos y a sólo un escaño del DUP. Los dos partidos no han llegado aún a un acuerdo para formar el Gobierno de coalición. El plazo para hacerlo se cumple en pocos días. Si no lo alcanzan, Londres debería reclamar la devolución temporal de las transferencias y ejercer el "gobierno directo", sobre la autonomía. Ese sería otro un grave quebradero de cabeza añadido para Theresa May, coincidiendo con la invocación la petición formal divorcio a la UE.

UN RETROCESO DE 20 AÑOS

El ‘brexit’ tendrá consecuencias mucho más graves en Irlanda del Norte que en otras partes del Reino Unido. La región, con un pasado turbulento y heridas de la lucha sectaria aún por cicatrizar, posee una frontera de 500 kilómetros con la República de Irlanda. La salida de la EU puede desembocar en la instauración de puestos de control a fin de imponer tarifas aduaneras y evitar la entrada de inmigrantes. Esos controles desaparecieron con el Acuerdo de Viernes Santo, hace casi 20 años. Desde entonces la libre circulación de personas y mercancías se ha convertido en signo de entendimiento y concordia entre las comunidades enfrentadas. El retorno de controlesafectaría la frágil estabilidad de Irlanda del Norte y al futuro de las relaciones anglo-irlandesas.

Si el ‘brexit’ ha conducido a la petición de un segundo referéndum de independencia en Escocia, también ha reforzado la posibilidad de una consulta ('border poll') similar en Irlanda del Norte sobre la reunificación de la isla. “Eso es algo que siempre ha figurado en nuestra agenda”, ha recordado el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams.

Los norilandeses también votaron por la permanencia en Europa por varios motivos. El 87% de los ingresos de los agricultores en esas tierras proceden de las ayudas de la UE. Sólo en el 2015, la provincia recibió 370 millones de euros en subsidios de Bruselas. “Se espera que el ‘brexit’ tenga un impacto desproporcionado en la economía de Irlanda del Norte, que reposa en las exportaciones a la UE, incluidos los sectores de la agricultura y la alimentación, que pueden verse fuertemente afectados, si el Reino Unido termina pagando aranceles a la UE”, ha advertido Peter Foster, el editor europeo de un diario tan defensor del ‘brexit’ a cualquier precio, como es el 'Daily Telegraph'.