Mientras la policía israelí sigue evacuando por orden judicial a familias de la colonia judía de Amona, en el territorio palestino ocupado de Cisjordania, y a decenas de colonos que se ha atrincherado con ellas, el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha anunciado la construcción de un nuevo asentamiento, que si llega a ver la luz será el primero que Israel edifica en más de 20 años.

Los colonos consideran la evacuación de Amona “una traición” de Netanyahu y su gobierno, pero la noticia de esta noche paliará su enfado por el desalojo. Se muestran esperanzados con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y no les faltan motivos. Desde que Trump fue investido presidente, el 20 de enero, Israel ha impulsado la construcción de más de 6.000 viviendas en asentamientos. Anoche, mientras las fuerzas de seguridad se preparaban para evacuar Amona, Netanyahu anunció la construcción de 3.000 casas más en colonias de Cisjordania.

FAMILIAS ATRINCHERADAS

En Amona, centenares de colonos gritaban esta mañana ante el avance de una enorme excavadora que se abría paso por la carretera que lleva a este asentamiento. A medida que se acercaba, se apresuraban a buscar piedras y objetos para obstaculizar el camino del buldózer, listo para llevarse por delante las casas prefabricadas de Amona, en cuanto aquí no quedara ni un alma.

La espera se ha hecho larga. La mayoría de las 42 familias del asentamiento estaban atrincheradas en sus casas desde ayer con centenares de personas -principalmente colonos jóvenes- llegadas de otros puntos de Cisjordania y también de Israel para impedir la evacuación y demolición de Amona, ordenada por el Tribunal Supremo israelí por estar construida en tierra palestina privada.

Más de 3.000 efectivos de las fuerzas de seguridad (policía y guardia de fronteras) estaban preparados para desalojar a los 240 habitantes de Amona y las casi 2.000 personas que los arropaban. En los alrededores se había desplegado el Ejército israelí.

BATALLA CAMPAL

Tras la excavadora, una hilera interminable de policías ha entrado en Amona. Los jóvenes concentrados han estallado en gritos, han empujado a los agentes, les han lanzando piedras, cristales, sustancias químicas. La batalla campal se ha saldado con al menos 24 policías y dos civiles heridos y 13 arrestados.

“No queremos violencia, hemos venido para mostrar nuestra conexión con la tierra, no para luchar contra la policía”, aseguraba Tzvi Sukkot, colono que ha coordinado la llegada de los activistas.

Los agentes se han dirigido a las casas por grupos. Cuando se acercaban a una, varios jóvenes saltaban a los tejados y entonaban cantos religiosos. Otros les recriminaban su presencia. “Os reclutaron para ser una fuerza moral. ¿No te da vergüenza expulsar a los judíos de sus casas?”, pregunta un colono a una policía que acaba llorando.

ACTIVISTAS EXPULSADOS

Lentamente, las fuerzas de seguridad han expulsado a decenas de activistas y han iniciado la evacuación de las casas rodeados de neumáticos quemados. “Salgan por favor, saquen a los niños primero para que no sufran daño” gritan los agentes mientras llaman a las puertas. Nadie se mueve. Se ven rostros pegados a las ventanas.

La policía procede a la evacuación forzosa. En total, según el portavoz policial Micky Rosenfeld, unos 400 activistas han sido desalojados y 30 casas evacuadas. Además, doce familias han salido por voluntad propia. A dos de ellas se las ha visto cuesta abajo con los carritos de sus bebés.

ORDEN DEL SUPREMO

Amona es un "outpost", una de las colonias que Israel considera ilegales. Según el derecho internacional, todas lo son. Nació cerca de Ramala en 1996, en tierras de agricultores palestinos, sin el beneplácito oficial del Gobierno israelí.

En 2006, se demolieron por orden judicial algunas caravanas tras un desalojo con 300 heridos. El Tribunal Supremo de Israel reconoció a varios agricultores palestinos como propietarios de los terrenos de Amona y ordenó demolerla en el 2014. Pero el proceso se dilató hasta que el Supremo marcó el 8 de febrero como fecha límite para evacuar la colonia.

Las autoridades israelíes entregaron ayer lunes a los colonos de Amona órdenes para desalojarla en 48 horas. “No me voy a mover de aquí”, asegura a este diario una joven de 19 años residente en Amona. Una amiga que ha venido a apoyarla alega que “el pueblo judío solo tiene esta tierra, Israel, para vivir, los árabes pueden ir a un montón de países, que se vayan de aquí”.

La chica de 19 años se trasladará a Ofra, un asentamiento vecino. El Gobierno israelí pactó con los colonos de Amona, el pasado diciembre, su traslado a unos terrenos adyacentes, pero la oenegé israelí Yesh Din presentó una demanda al Supremo porque también son propiedad privada palestina. El tribunal ha rechazado hoy el plan para reubicar a los colonos.