Italia ya ha puesto en conocimiento de las oenegés el controvertido código de conducta que deben aplicar en sus labores de rescate de inmigrantes en el Mediterráneo central. La primera reunión, celebrada ayer en el ministerio del Interior en Roma, duró dos horas y sentó en la misma mesa a los representantes de ocho oenegés -Proactiva Open Arms, Médicos Sin Fronteras, Save The Children, SOS Mediterranée, MOAS, Sea Watch, Sea Eye y Jugend Rettet-, representantes del Gobierno de Italia y altos cargos de la Guardia Costera italiana. El siguiente encuentro está previsto el viernes porque, según fuentes presentes en la reunión, la voluntad es llegar a un documento de consenso.

El documento original, sujeto a modificaciones tras la reunión, levantó ampollas entre los cooperantes al entender que el último objetivo es apartarles de la zona y ponerles las cosas difíciles para que cejen en su labor humanitaria. Plantea, entre otras cuestiones, la prohibición de entrar en aguas territoriales libias, la obligación de llevar encendido el radar de localización, el compromiso de no comunicarse o enviar señales luminosas para facilitar las partidas de embarcaciones ni contactar con traficantes, la obligación de certificar la preparación técnica de los socorristas, de recibir a las autoridades policiales a bordo y de cooperar con las autoridades en el lugar de desembarco. Declarar las fuentes de financiación es otra de las disposiciones del código. De no cumplirse las demandas, Italia advierte en el documento de que podría no autorizar el desembarco de inmigrantes en sus puertos; una posibilidad que complicaría sobremanera el trabajo de los cooperantes en la zona.

Fuentes del ministerio del Interior aseguraron que la reunión se desarrolló en un «clima de colaboración». Una impresión compartida desde la bancada de los cooperantes. «La cita no ha sido para plantear un ultimátum y eso siempre es positivo», explica Gerard Canals, coordinador de operaciones de la oenegé Proactiva Open Arms. «Nos han explicado el documento en profundidad y hemos tenido ocasión de plantear nuestras dudas y discrepancias», añadió.

El Gobierno italiano conminó a las oenegés presentes a acudir el viernes a una reunión con el documento que estarían dispuestos a firmar. «Al margen del documento que elaboremos cada una, con toda probabilidad nos reunamos antes para presentar un documento conjunto», explicó el coordinador de operaciones de Proactiva Open Arms.

«Nuestra actitud es de absoluta colaboración», abundó el director de cooperación internacional de Save The Children, David del Campo, que añadió: «Entre otras razones, porque tenemos que seguir trabajando en el mar conjuntamente». «Les hemos explicado -añadió Del Campo- que muchas de las cosas que se introducen en el código de conducta ya se están llevando a cabo y hemos expresado las discrepancias en otras».

Entre los aspectos más controvertidos, los dos representantes de las citadas oenegés coincidieron en apuntar el debate sobre la idoneidad de llevar personal armado a bordo. «Necesitamos más medios, no gente armada en el barco», reflexionó Del Campo.

FACILITAR INFORMACIÓN

Otro de los puntos del código más controvertido es la petición a las oenegés de que compartan información con las autoridades con el objetivo de interceptar a los traficantes de personas. «Ni es nuestro trabajo ni tenemos esa información», argumenta el coordinador de operaciones de Open Arms. Canals asegura que la colaboración con las autoridades italianas ya existe. «Les facilitamos de información sobre el número de personas rescatadas, edades, género, situación sanitaria», añadió para puntualizar: «Pero nosotros no sabemos ni quién es el traficante ni nuestra labor es policial». Por otra parte, afirmó Canals, «dudo mucho que ningún responsable viaje en las barcazas con los inmigrantes».

«Estamos evaluando las medidas indicadas y compartiremos nuestra posición cuando resulte claro su proceso de actuación y las implicaciones efectivas para nuestras operaciones en el mar», reaccionó Médicos Sin Fronteras, subrayando que sus operaciones «han sido siempre realizadas en conformidad con las leyes internacionales del mar y de los refugiados, en coordinación con el Centro de Socorro Marítimo y en el respeto de nuestros principios humanitarios». «Mientras, continuaremos salvando vidas en el mar», zanja el documento.