El 20%. Es la cifra mágica, o trágica, en las elecciones de este domingo en Italia, para el Partido Demócrata y para el destino de Matteo Renzi, su actual secretario general y exprimer ministro (2013-2016). «Me quedo, aunque pierda», ha afirmado. Sin embargo, por debajo de aquel 20%, distante años luz del 40,01% que alcanzó en el 2014, algo sucederá entre los progresistas.

Por el momento, a finales del 2017 se fueron de la formación los veteranos que procedían del Partido Comunista (PCI), pasaron por la tranformación tras la caída del Muro de Berlín (1989) y después fundaron el actual Partido Demócrata (PD). No soportan a Renzi, que por ser joven y exalcalde gobierna con decisión en el país de los pactos y compromisos, bien ilustrados en El Príncipe de Maquiavelo o en Todo Modo, reveladora película de Elio Petri, inspirada en una novela de Leonardo Sciascia.

Los disidentes se llaman hora Libres e Iguales y se llevarán entre un 5% y un 10% de los votos progresistas hacia la nada. «Votarles es entregar la victoria a Berlusconi», afirmó Renzi. Las estadísticas le dan la razón, porque además de no vencer, harán perder al PD.

REFUNDACIÓN / Debe ser el destino de la izquierda italiana, desde que en 1921 los disidentes abandonaron a los comunistas y fundaron el Partido Socialista, que después volvió a dividirse y nacieron los socialdemócratas y los ultraizquierdistas del PDUP y del Poder Obrero. Actualmente, en la izquierda de Libres e Iguales existe aún el Partido de la Refundación comunista y un nuevo Partido Comunista, ambos sin ninguna influencia política nacional.

Los últimos sondeos que se han podido publicar atribuyen al PD el 21,9% de los sufragios, el segundo partido más votado después de los indignados del M5S, aunque, como coalición, ocupa el tercer lugar en los sondeos, después de los conservadores de Berlusconi y del M5S. Una mayoría parlamentaria requiere el 40%.

COALICIÓN / Por efecto de la ley electoral, el PD se presenta en coalición con +Europa, fundado a toda prisa por Emma Bonino e Insieme (juntos), constituido también en el último momento por dos ministras del actual Ejecutivo, formación a la que Romano Prodi, fundador del exOlivo que ganó las elecciones en 1996, ha dado su apoyo. Y también Paolo Gentiloni, actual primer ministro. No lo han dado a Renzi, tal vez pensando que si como secretario general es impopular, mejor sumar votos a través de las caras nuevas.

«Votaré a los progresistas, pero no a Renzi», afirman intelectuales, políticos y ciudadanos de a pie consultados por la calle o estudiados por los centros de análisis. Sociólogos como Ilvo Diamante subrayan que los italianos suelen votar por un candidato no porque lo prefieran, sino para expresarse «contra otro».

De manera que Insieme y +Europa es probable que aporten votos a la coalición progresista, pero serán sufragios que habrán sido también sustraidos a la misma coalición porque se puede dar un trasvase de voto del PD a las dos nuevas formaciones coaligadas con él. «Si va mal, seré coherente con mi historia», dijo Renzi, lo que tal vez signifique que dimitirá y seguirá el espectáculo de una vuelta de la derecha de Berlusconi.

Renzi y Gentiloni han administrado bien el país. En cinco años de Ejecutivos progresistas, los italianos han obtenido más beneficios y políticas más reformistas que en 20 años de Silvio Berlusconi. Se llaman cheques bebé, cheques destinados a cultura para quienes cumplen 18 años, 80 euros mensuales netos, fijos y permanentes añadidos a todos los sueldos por debajo de los 1.500 euros netos, flexibilidad laboral con garantías sociales, rentas de inclusión para sueldos y pensiones por debajo de los 400 euros, ampliación de los seguros de paro, introducción de las uniones civiles y de los derechos de las parejas homosexuales, ley contra los «capataces» que, principalmente en el sur, alquilan mano de obra a dedo y pagan cinco euros al dia… «¿No es de izquierdas todo ésto?», pregunta Renzi. Y añade: «Uno no es de izquierdas si hace ganar a la derecha (…) quien vota por el partido (Libres e Iguales) de Pietro Grasso y Massimo D’Alema no hace vencer los ideales marxistas o a la Internacional Socialista, sino a la Liga». Inútil: En vísperas del voto, Renzi ocupa el séptimo puesto en los índices de confianza en los líderes. Renzi asegura -y con él todos los progresistas-- que los pactos con Berlusconi, que existieron en la pasada legislatura, no volverán.