Múnich ya respira un poco más aliviada. Tras horas sumida en el caos, el pánico y la incertidumbre la capital del estado de Baviera ha recuperado la normalidad al conocer que el único autor del atentado terrorista que ha puesto en vilo a toda Alemania se ha suicidado.

Según confirmó el presidente de la policía local, Hubertus Andrä, en una esperada rueda de prensa a las dos de la madrugada un germano-iraní de 18 años identificado como David S. abrió fuego contra transeúntes y clientes de un restaurante de la cadena McDonalds causando nueve víctimas y 16 heridos. Tras el ataque el autor se desplazó al centro comercial Olympia, al otro lado de la calle, donde se atrincheró. Las cámaras de seguridad muestran escenas de pánico entre los que presenciaron la matanza.

Tras sembrar el caos por el centro de la ciudad bávara y verse acorralado por la policía el pistolero optó por acabar con su vida. El cuerpo del atacante, la décima víctima de una trágica jornada, fue identificado por las autoridades, que utilizaron un robot al temer que llevase explosivos en su mochila.

En un principio, los cuerpos de seguridad pensaron que se trataba de tres atacantes que habían huido por la boca del metro, por lo que organizaron un importante despliegue policial que incluso contó con la ayuda de policías de estados vecinos como Baden-Württemburg y Hesse e incluso de sus vecinos austríacos. El control fronterizo con Austria y la República Checa fue reforzado.

HUBO DUDAS SOBRE LA AUTORÍA DEL ATAQUE

Las autoridades aseguraron que se trata de un caso de "alta alerta terrorista", aunque aún no se conocen sus motivaciones ni trasfondo ideológico. Una de las principales hipótesis que baraja la policía es la de un ataque yihadista. El pasado lunes Alemania ya vivió un episodio de violencia terrorista cuando un joven de 17 años acuchilló a los pasajeros de un tren en el mismo estado de Baviera al grito de “Alá es grande”. Desde los atentados perpetrados en Francia y Bruselas la capital económica de Europa ha estado en estado de máxima alerta.

Algunos medios alemanes también apuntaban a que se podría tratar de un ataque organizado por miembros de la ultraderecha y citaban testimonios que aseguraban que el autor del tiroteo habría gritado “malditos inmigrantes de mierda” y “soy alemán” mientras abría fuego. Otros periódicos apuntaban a una hipótesis más rebuscada, recordando que justo ayer se cumplieron cinco años de la matanza de Utoya, en Noruega, donde el militante ultraderechista Anders Breivik asesinó a sangre fría a 69 jóvenes.

El propio ministro de la Cancillería, Peter Altmaier, reiteró que no puede descartarse ninguna hipótesis sobre lo sucedido. A pesar de esos indicios la policía aseguró que todavía no tenía indicio alguno de que se tratase de un atentado de signo islamista radical y pidió que se evitase sacar conclusiones precipitadas de los hechos y difundir rumores sobre la identidad de los atacantes.

Hoy, la policía alemana, tras registrar la vivienda del joven, ha indicado que no existen indicios de motivaciones políticas o religiosas en el ataque. Ademas, se ha informado de que el autor de la masacre, que no tenía antecedentes penales, estaba recibiendo atenicón psiátrica por depresión y estaba obsesionado con armas y matanzas.

Según informaciones del canal privado de noticias n-tv, los vecinos describen al autor del tiroteo como un joven tranquilo que trabajaba ocasionalmente como repartidor de periódicos y con pocos contactos.

CAOS Y DESCONCIERTO

Durante los primeros instantes la ciudad se vio desbordada por el caos. La policía alertó por las redes sociales que el autor o autores aún no habían sido capturados e instó a los ciudadanos a evitar los lugares públicos. La red de autobuses y metro de la ciudad quedaron paralizados. La estación central de trenes fue evacuada y se frenó el tráfico ferroviario. Cerca de las 2 de la mañana, la policía informó de que tanto el servicio de bus y metro como el ferroviario se habían restablecido.

Los hospitales redoblaron sus esfuerzos movilizando a más personal para atender a las víctimas y el cuerpo de bomberos hizo lo mismo. Las mezquitas de Múnich abrieron sus puertas permitiendo pernoctar a los que no pudieron llegar a casa. Tras no pronunciarse durante toda la tarde, el gobierno federal de Angela Merkel anunció por la noche que mañana reunirá de urgencia un gabinete de crisis para responder a la masacre.

Entre los muniqueses, desde anoche, se ha desatado una ola de solidaridad y a través de las redes sociales hay quienes anuncian que las puertas de sus casas están abiertas para quienes necesiten compañía tras el trauma de la noche.

La policía, a partir de declaraciones de testigos, partió inicialmente de la base de que había tres autores del tiroteo e incluso se habló de que habían utilizado armas largas.

El nerviosismo hizo que a través de las redes sociales circulasen rumores sobre tiroteos en otras partes de la ciudad, ninguno de los cuales fue confirmado.

La sospecha de que había otros dos atacantes surgió del hecho de que dos personas salieron en un coche a toda velocidad del restaurante de comida rápida en donde empezaron los tiros.

Posteriormente, la policía pudo encontrar a esas dos personas y descartó su participación en el suceso.

"Fue un sólo atacante y está muerto. Ya no genera ningún peligro y eso es ahora lo más importante para nosotros", dijo hoy el jefe de la Policía muniquesa, Hubertus Andrä.

SUICIDIO TRAS EL TIROTEO

El cuerpo del joven, que usó una pistola, fue hallado en una calle aledaña del centro comercial donde se produjo el tiroteo, con signos claros de suicidio, señaló la policía, que por el momento no ha informado de los motivos del ataque.

El primer ministro bávaro, Horst Seehofer, ha ordenado izar las banderas en Baviera a media asta y en las proximidades del centro comercial algunos ciudadanos han comenzado a depositar flores y encender velas en memoria de los fallecidos.