A Tim Kaine le precede la fama de “aburrido”. Incluso bromeó con ella Hillary Clinton antes de anunciar su selección del senador y exgobernador de Virginia como candidato a vicepresidente, diciendo “adoro eso de él”. Pero ya avisaban los reporteros que han cubierto en Capitol Hill al antiguo abogado de derechos civiles de 58 años con una trayectoría política de más de dos décadas de que esa era una reputación infundada. Y el sábado en la Florida International University de Miami, en el primer acto conjunto del “ticket” presidencial demócrata, Kaine enterró definitivamente la idea.

Demasiado moderado para el ala más progresista del partido demócrata, lo suficiente para poder atraer a republicanos también moderados que ven imposible votar a Donald Trump, Kaine se presenta sobre el papel como un dos ideal para Clinton. Proyecta una imagen de autenticidad que esquiva a la candidata. Hay poca tacha que encontrar en sus credenciales políticas, aunque Trump y los republicanos han empezado inmediatamente a cuestionarle porregalos por valor de más de 200.000 dólares que aceptó, legalmente, cuando fue vicegobernador y gobernador de Virginia. Y sin perder la sonrisa y su confeso optimismo pero mostrando lo que Clinton ha definido como una “médula de acero”, se confirma como un “happy warrior” (guerrero feliz) y está dispuesto a hacer la tarea de perro de presa contra Trump y Mike Pence. Lo demostró ya el sábado aprovechando su discurso de presentación para reclamar al multimillonario neoyorquino que haga públicas sus declaraciones de impuestos.

Kaine tiene más activos en su balance. Presidente del US-Spain Council, que promociona el reforzamiento de lazos entre EEUU y España, es el primer candidato de un gran partido que habla con enorme fluidez el español, que aprendió a principios de los años 80, cuando aparcó temporalmente sus estudios en Harvard para irse a Honduras de misión con los jesuitas. No es casual que se le presentara en Florida, un estado con importante población hispana que un año más volverá a ser determinante, ni que pusiera el foco en la promesa de una propuesta de reforma de las leyes de inmigración en los 100 primeros días de mandato ni que salpicara buena parte de su discurso de frases en español. Y la Asociación Nacional del Rifle le detesta por su récord a favor de reforzar el control de armas,un empeño reforzado desde que como gobernador vivió la matanza de Virginia Tech en 2007.

PROISRAELÍ

Halcón como Clinton en cuestiones de política exterior y como ella “decididamente pro-Israel”, su encaje en el puzle de un partido demócrata que ha demostrado sus fracturas en las disputadas primarias con el senador Bernie Sanders, no obstante, dista de ser perfecto. Corre el riesgo de ser visto, como la exsecretaria de Estado, como representación del status quo. Y por más que la candidata y él mismo insistieran el sábado en repetir la palabra “progresista”, su postura a favor de relajar las regulaciones a los grandes bancos y su defensa de los tratados de libre comercio le enfrentan a ese ala del partido (aunque todo apunta a que, como ha hecho Clinton, ahora pondrá peros a la Alianza Trans Pacífica).

Profundamente católico y opuesto “personalmente” tanto al aborto como a la pena de muerte, Kaine, casado y padre de tres hijos, despierta también recelos entre algunos demócratas en materias sociales, y aunque ha aparcado sus creencias a la hora de gobernar y legislar también ha promovido iniciativas vinculadas, por ejemplo, a la abstinencia sexual.