La estabilidad de las autoridades ucranianas emergidas de la Revolución de Maidán vuelve a pender de un hilo. Un integrante de la Guardia Nacional (fuerzas antidisturbios) resultó muerto y varias decenas de compañeros sufrieron heridas y contusiones de diferente consideración durante los disturbios originados ayer por manifestantes del partido ultraderechista Svoboda frente al Parlamento durante la adopción de un proyecto de ley que concede mayor autonomía a las regiones del este del país, escenario de la guerra entre el Ejército regular y las milicias prorrusas.

«Decídme, ¿en qué se diferencia Svoboda de los bastardos que disparan a nuestra Guardia Nacional en el frente?», recriminó, públicamente, en un tuit, el ministro del interior ucraniano, Arsen Avakov, al líder de la formación extremista, Oleh Tyahnybok. Y es que, a tenor de los daños causados, los manifestantes ultraderechistas acudieron a su cita bien armados.

Uno de los antidisturbios perdió la vida debido a astillas de granadas. Otros 90 agentes resultaron heridos, cuatro de ellos en estado grave, con lesiones en los ojos, estómago, cuello y piernas, causadas por explosivos lanzados contra ellos desde la multitud congregada en el exterior de la sede parlamentaria. Se trata del episodio de violencia callejera más grave que estalla en la exrepública exsoviética después de la Revolución de Maidán, en invierno del 2014, que propició la caída del presidente Víktor Yanukóvich.

El proyecto de ley presentado ayer en primera lectura ante la Rada Suprema (Parlamento unicameral ucraniano) impulsado por los aliados occidentales del Gobierno de Petró Poróshenko, prevé implantar un sistema descentralizado en la estructura del poder en Ucrania, y fue recibido con un amplio rechazo por una parte importante de la Cámara. Finalmente, 265 diputados votaron favorablemente al texto legal, 39 más de la cifra requerida, en una tumultuosa sesión en la que muchos de los presentes corearon consignas de «¡Vergüenza! y golpearon sus escaños en señal de protesta. Algunas fuerzas aliadas de la coalición de Gobierno, incluida la exprimera ministra Yulia Timoshenko, intervinieron en contra de la ley. El texto debe ser sometido a una segunda y última votación, lo que requiere que un mínimo de 300 miembros de la Cámara.

Frente anti-Putin

«Esta (ley) dará a nuestros alados occidentales la posibilidad de poner presión a Rusia para que implemente los tres puntos básicos de los acuerdos de Minsk, el alto el fuego, la retirada de las fuerzas rusas de Ucrania y el restablecimiento del control en la frontera ruso-ucraniana», declaró Maksim Burbak, portavoz del partido del primer ministro Arseny Yatseniuk. «Tenemos que respaldar la coalición internacional anti-Putin», aseguró, por su parte, Yuri Lutsenko, del bloque del presidente Petró Poróshenko.

Los oponentes a los cambios constitucionales, en cambio, los presentaron como una concesión que permitirá la desmembración de Ucrania. «Creemos que estos cambios en la Constitución constituyen el camin a la realización del plan de Putin de destruir Ucrania», espetó el líder del Partido Radical, Oleh Lyashko. «Esto no es un camino hacia la paz, es un camino a la descentralización; es un proceso totalmente opuesto que nos obliga a pedre territorio», criticó, por su parte, Timoshenko. «Putin no necesita el Donbás; lo que necesita es la guerra en Ucrania; nuestra labor es forzar unas negociaciones que vayan en la dirección adecuada para conseguir la paz, no la ilusión de la paz», culminó.

Desde febrero, están en vigor los acuerdos de Minsk II, que han logrado reducir el nivel de violencia en todo el este de Ucrania, aunque no eliminarla definitivamente.