"La oposición se la pasa trayendo oligarcas del exterior".Aunque sin mencionar su nombre, a nadie en la política venezolana se le ha pasado por alto que con estas palabras el presidente Nicolás Maduro estaba hablando de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. Rivera llegó ayer martes a Caracas en una visita relámpago. La oposición escuchó de él lo que esperaba: un firme apoyo a la reivindicación de un referéndum revocatorio del mandato de Maduro. El dirigente español no es el único que apoya esas aspiraciones de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). "La única salida, que es algo en lo que debemos trabajar en los próximos días o semanas, es el camino institucional, el camino constitucional, que significa devolver la decisión al pueblo", dijo también ayer el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el excanciller uruguayo, Luis Almagro.

En su visita, Rivera estuvo en la sede de la Asamblea Nacional, donde la MUD tiene mayoría calificada, y recibió un sonoro aplauso. Quiso visitar en su casa al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, quien cumple arresto domiciliario desde abril del 2015 acusado de participar en un intento para derrocar al Gobierno de Maduro. El diputado español no pudo entrar por orden de las autoridades. "Me comprometí con la familia de Ledezma y vinimos, y me encuentro con que el alcalde no solo está preso, sino que está incomunicado, que no puede ni escribir un mensaje en las redes sociales", dijo Rivera. Y agregó: "A aquellos que dicen que en Venezuela hay plena democracia y no hay presos políticos, les digo que me encontré, por primera vez en 36 años que tengo, con algo como esto, que uno no puede visitar a un preso político".

Tampoco pudo visitar a Daniel Ceballos, alcalde de San Cristóbal, en arresto domiciliario desde agosto del 2015 acusado de rebelión y asociación para delinquir. De ambos encuentros frustrados, Rivera dio cuenta en Twitter:

Por contra, el líder de Ciudadanos informó de que pudo conversar por teléfono con otro dirigente opositor preso, Leopoldo López. "Eso ha sido un orgullo, poder hablar con él y poder ver la fortaleza que tiene, física mental y las ganas que tiene de que la democracia venezolana se recupere, intentaré verle físicamente", señaló.

VENEZUELA EN LA CAMPAÑA

El presidente de la AN, Henry Ramos Allup, consideró ejemplar el gesto de Rivera y pidió ayuda internacional "de cualquier tipo" para solucionar los problemas políticos internos. "Para nosotros es bienvenida cualquier ayuda, cualquier contribución, cualquier colaboración de cualquier tipo que se nos traiga", dijo. Al lado suyo, Rivera asintió con gravedad.

A solo un mes de que los españoles vuelvan a pasar por las urnas, Rivera ha introducido la variable venezolana en la campaña con un doble objetivo: impulsar su perfil internacional (poco trabajado pese a llevar más de 10 años en política) y tratar de radicalizar a Podemos, una formación que ayer fue coprotagonista (en ausencia) de su visita al país suramericano. "Todos los partidos, salvo Podemos, quieren ayudar al diálogo en Venezuela", declaró nada más aterrizar. Tras tener noticia de estas palabras, Pablo Iglesias se burló del viaje y acusó a Rivera de hacer una campaña en la que no se habla "ni de España ni de los españoles".