Ocho candidatos de escaso carisma aspiran a la presidencia de Chile en las elecciones de este domingo. Según las últimas encuestas, el magnate Sebastián Piñera es el gran favorito para imponerse en el primera vuelta. Piñera gobernó el país entre 2010 y 2014 y abandonó el Palacio de la Moneda con un muy bajo índice de popularidad, jaqueado en especial por las protestas estudiantiles en favor de la educación pública y gratuita. El desencanto de muchos chilenos con Nueva Mayoría, la coalición de centro izquierda que favoreció la vuelta al Gobierno de Michelle Bachelet, situa a Piñera, uno de los hombres más ricos de Chile, a las puertas otra vez de la presidencia.

Según el Centro de Estudios Públicos (CEP), que se caracteriza por su precisión a la hora de medir el estado de ánimo de la sociedad, Vamos Chile, la fuerza de derecha que respalda a Piñera, alcanzaría un 34,5 % de los votos, lo que le obligaría a ir a una segunda vuelta, aunque la posibilidades de impornerse también en esa ocasión son enormes. De ser necesaria, la segunda vuelta se celebrará el 17 de diciembre.

Una de las razones que explican la ventaja de Vamos Chile tiene que ver con el grado de dispersión de las agrupaciones que formaban parte de Nueva Mayoría o estaban a su izquierda. La más favorecida ahora por las encuestas es Fuerza de Mayoría, del senador Alejandro Guillier, con un 15,4 % de intención de voto. Le sigue Beatriz Sánchez, del Frente Amplio, con un 8,5 %, Marco Enríquez-Ominami, del Partido Progresista, con un 6,1% y Carolina Goic, de la otrora poderosa Democracia Cristiana, que se queda con un 3%.

Los otros cuatro competidores son apenas testimoniales. Uno solo de ellos, el diputado ultraconservador José Antonio Kast, reivindicó expresamente el legado de Augusto Pinochet y pidió el respaldo de la “familia militar”. Ya casi nadie en la derecha tradicional reivindica la figura deldictador que, al fallecer, en diciembre del 2006, fue despedido por miles de personas.

Desinterés electoral

El eje principal de la campaña electoral de Piñera ha girado entorno a tres palabras: "cambio”, “futuro” y “esperanza”. Ha hecho un llamamiento para construir una “mayoría positiva” que combata "con fuerza y voluntad" a la delincuencia, al narcotráfico y al terrorismo y restituya “el valor de la vida, la dignidad humana y la familia”. Guillier, por su lado, ha apostado por "seguir avanzando por el camino de las reformas” que emprendió Bachelet, quien termina su gestión con una aprobación del 31%.

Si algo caracteriza a estas elecciones es el enorme desinterés social. Unos 14,3 millones de personas están en condiciones de elegir quién manejar los destinos del país, a sus próximos 155 nuevos diputados y a la mitad de los futuros senadores.

El deseo de participar electoralmente que predominó en los chilenos cuando Pinochet dejó el poder, fue menguando con el correr de los años. Bachelet ganó los comicios anteriores con una abstención del 49%. Si se confirman las predicciones, un 60% de los hombres y mujeres que están llamados a las urnas se quedará en sus casas o irá de paseo. Las elecciones de este domingo presentan una novedad de envergadura que tampoco conmueve a los desinteresados. Por primera vez se aplicará la ley de cuotas que busca aumentar la representación femenina en el Parlamento. Actualmente es del 16%. En virtud de la nueva legislación los partidos deben contar al menos un 40% de candidatas.