El 22 de mayo nunca será un día más en Manchester. La fecha está grabada en el corazón de la ciudad, sacudida por un ataque terrorista que se llevó 22 vidas y dejó 800 heridos. Un año después de aquella atrocidad, miles de personas rindieron ayer tributo a las víctimas del concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena. La cantante fue la primera en mandar un emotivo mensaje a través de Twitter. «Pienso en vosotros cada día. Os quiero con toda mi alma y os mando toda la luz y calidez que os pueda ofrecer en este día difícil».

El concierto de Ariana era el primero al que asistían muchos de los niños y adolescentes que acudieron aquella noche a ver a su ídolo. Saffie Roussos tenía 8 años y fue la víctima mortal más joven. «La vida para nosotros jamás volverá a ser igual», lamenta su padre. «Compramos las entradas en Navidad. Saffie estaba obsesionada con Ariana. Bailaba y cantaba todo el tiempo sus canciones». Algunos padres viven ahora mortificados por haber comprado aquellas entradas, incapaces de superar un sentimiento de culpa tan injusto como inevitable. Salam Abedi, el terrorista suicida, hizo estallar la bomba al final del concierto.

El príncipe Guillermo y la primera ministra, Theresa May, acompañaron a las familias de las víctimas en la catedral de Manchester, donde se celebró un oficio religioso. El país entero guardó un minuto de silencio y más de 3.000 cantantes de los coros locales se unieron en un acto en Albert Square. Uno de los participantes, el Manchester Survivors Choir, está integrado por víctimas del ataque.

Otro punto de encuentro fue St Ann’s Square, donde después de la tragedia decenas de miles de personas depositaron flores, fotos y recuerdos. Las campanas sonaron a las 22.31 horas para recordar el momento exacto en el que estalló la bomba.

El alcalde de Manchester, Andy Burnham, declaró que la ciudad aún intenta curar sus heridas. «Hay un sentido de espíritu de comunidad palpable, pero por debajo, las cicatrices son profundas y auténticas. Somos una ciudad que se está recobrando», explicó a la BBC.

El informe sobre el ataque suicida concluyó que pudo haberse evitado. El terrorista era considerado un «sujeto de interés» por los servicios del MI5, pero se dejaron pasar varias ocasiones de detenerle. Salam Abedi, de 22 años, era británico. Nació en Manchester en una familia de refugiados libios que tenía conexiones con una milicia relacionada con Al Qaeda. Poseía doble nacionalidad y semanas antes del ataque viajó a Libia, donde viven sus padres.