El ministro italiano de Interior, Marco Minniti, leyó los últimos datos sobre llegadas de inmigrantes y refugiados que le habían enviado durante una escala técnica en Islandia, camino de los EEUU, para una reunión internacional, y dio la orden de invertir la ruta del avión y regresar a Roma, donde se reunió inmediatamente con el primer ministro, Paolo Gentiloni. “La situación de las migraciones puede precipitarse en cualquier momento”, dijo. “Las cifras de hoy son insostenibles”, ha añadió Matteo Renzi, secretario del progreissta Partido Demócrata (PD). Mientras, la UE ha concedido otros 600 millones de euros para hacer frente a la emergencia.

Pocas horas antes, varios centenares de refugiados del mayor centro de acogida europeo (3.000), situado en Mineo (Sicilia), habían ocupado la autopista que une Catania a Gela, en la isla italiana. En los cuatro días anteriores los militares de la Armada y las oenegés habían salvado de numerosos naufragios y pateras destartaladas a más de 10.000 personas que huían de África a través de Libia, elevando las llegadas a 70.000 desde el mes de enero, es decir un 26% más que en el primer semestre del pasado año, que se cerró con 180.000 llegadas. “Este año podrían alcanzar la cifra de 230.000”, explican las autoridades. Preparándose a partir, en las costas de Libia habría otras 90.000 personas, según han informado a Roma los varios servicios secretos europeos que operan en la zona.

Las autoridades italianas han registrado que los picos del éxodo africano ya no se porducen una vez cada dos semanas como desde principios de año, sino cada día o dos días. Los próximos dos o tres meses de bonanza del mar y cuanto está sucediendo en las fronteras del sur de Libia hacen presagiar que los desembarques podrían aumentar, poniendo en jaque la delicada programación interna italiana, que en diciembre había previsto un reparto de emigrantes por cuotas en todos los municipios del país.

Por otra parte, los representantes de 40 tribus del sur de Libia, que son quienes controlan de hecho unas fronteras de miles de kilómetros dibujadas en la arena, sin policía ni aduanas, fueron reunidos hace unos meses secretamente en el ministerio de Interior de Roma, sin que nadie se enterase, donde se firmó un acuerdo para el cierre de aquellos pasos fronterizos. La medida está acompañada con la presencia de tres contingentes militares en Chad, Niger y Mali, respectivamente francés, estadounidense y próximamente italiano que, con un presupuesto provisional de 160 millones de euros deberían contribuir al bloqueo de las rutas migratorias hacia el Mediterráneo. La ciudad de Agadez, en Niger, a 750 kilómetros de la frontera libia, es el “hub” más importante de las rutas subsaharianas hacia el norte.

A estas cifras se ha añadido que el pasado domingo fueron halladoslos cuerpos de 52 emigrantes en la zona de desierto a norte del río Níger, en la frontera sur de Libia, según ha informado el delegado del gobierno en la región, Fatoumi Boudou. Los 70 viajaban en tres vehículos que habían sido abanadonados en pleno desierto, sin agua ni comida, por unos traficantes de personas que huyeron en una verdadera estampida, como si temieran algo. Por otra parte, este martes los fugitivos de África al llegar a Italia han denunciado a un joven somalí de 23 años embarcado con ellos, como uno de los torturadores y violadores (“sin distinción de varones y hembras”, ha denunciado la Cruz Roja) que los vigilaban en Libia.

CONSTRUCCIÓN DE CENTROS DE ACOGIDA

A este panorama de acogida y a la vez represión, se añaden varios acuerdos europeos, principalmente protagonizados por Italia y Alemania, que a su vez comprenden inyecciones monetarias en las economías de aquellos países, para construir centros de acogida y control de los emigrantes ya antes de la entrada en Libia.

En estas horas Minniti y su equipo de Interior están reelaborando los planes previstos en diciembre, que podrían incluir la realización de mini-campamentos (dos por provincia) y la adecuación de edificios públicos abandonados y diseminados por la península. "No hay que construir guetos", ha dicho Minniti.

A día de hoy, la guardia costera libia, entrenada en Italia, ya cuenta con 10 lanchas restructuradas en Italia para frenar las partidas de la costa, faena no siempre fácil ya que los militares libios a veces disparan contra las pateras que salen hacia Italia, como han explicado numerosos emigrantes.

QUIEN LOS SALVA SE LOS LLEVA

La reelaboración del nuevo plan italiano incluiría también el principio de que quien salva emigrantes en alta mar se los tiene que llevar a sus países. La medida, que sale al paso del fracaso del reparto en suelo europeo de los aspirantes de prófugo, significaría que países como España, Francia, Malta, Holanda e Irlanda, con naves de guerra en el canal de Sicilia, salven a emigrantes y los desembarquen directamente en sus países.