Otro accidente aéreo devolvió el luto a Indonesia. Un avión militar cargado de soldados y familiares se estampó contra un barrio residencial poco después de despegar. Las imágenes de televisión mostraron los restos del avión entrelazados con las ruinas de las viviendas y coches en llamas desde las que se alzaban columnas de humo. El recuento oficial alcanza las 116 víctimas mortales, aunque no se descarta que aumente cuando los equipos de rescate remuevan los edificios caídos.

El avión, un Hércules C-130, había despegado poco después del mediodía local de la base militar de Medan, ciudad de dos millones de habitantes en la isla de Sumatra. Apenas dos minutos después se estrellaba a cinco kilómetros. El piloto había pedido a la torre permiso para regresar al aeropuerto por un fallo en los motores pero cayó antes, desveló el jefe de las Fuerzas Aéreas de Indonesia, Agus Supriatna. «Del avión salían llamas y humo negro», dijo Fahmi Sembiring, un residente. «Había pasado sobre nosotros unas cuantas veces a muy poca altitud. La tercera vez se ha estrellado contra la azotea del hotel y ha explotado», añadió a Reuters la recepcionista del hotel Golden Eleven. «Lo vi en dirección al aeropuerto y ya iba inclinado y soltando humo», contó Januar a AFP.

Las autoridades desvelaron a última hora que en el avión, que cayó como una bola de fuego, viajaban 113 personas entre tripulación, soldados y familiares. «No, no hay supervivientes, acabo de regresar del lugar», sentenció Supriatna.

El presidente indonesio, Joko Widodo, deseó «paciencia y fortaleza» por Twitter a los familiares de las víctimas. Widodo había prometido doblar el presupuesto hasta el 2020 para frenar la retahíla de accidentes militares. Diez siniestros en una década parecen descartar la mala suerte como única razón. Las autoridades aseguraron que la nave había pasado todas las revisiones. Apenas seis meses atrás se estrelló un avión de la compañía de bajo coste AirAsia en el mar de Java con 162 personas a bordo.