El año comenzó en Brasil con una sangrienta revuelta en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim, en Manaos, la capital del estado de Amazonas. El secretario de Seguridad Pública del estado,Sergio Fontes, habló de "por lo menos" 60 muertos derivados de una disputa entre bandas criminales de la prisión Anísio Jobim.

Fontes dijo que un número no confirmado de presos escapó durante los enfrentamientos. Diez agentes carcelarios fueron tomados como rehenes y luego liberados. A la par, 87 reclusos se fugaron del Instituto Antonio Trindade de Manaos. Ocho han sido recapturados.

A lo largo de 17 horas, entre una tarde dominical que se presumía apacible y la mañana de este lunes, la penitenciaría Anísio Jobim fue lo más parecido a un infierno. "Descuartizamientos" y "decapitaciones" se convirtieron en palabras comunes de los telediarios. Cuerpos sin cabeza fueron lanzados desde los muros del Complejo.

De acuerdo con Fuentes, el domingo negro es consecuencia de la lucha entre bandas narcotraficantes en la región amazónica entre laFamilia del Norte (FDN) y el Primer Comando de la Capital(PCC), con base en Sao Paulo . La primera facción es aliada delComando Vermelho (CV) de Rio de Janeiro.

El secretario de Seguridad Pública dijo que el estado no puede enfrentarse solo el poder de las bandas. “Los intereses siempre están ligados al narcotráfico. Las organizaciones se alimentan de esa actividad. Lamentablemente, en otros estados de Brasil está ocurriendo lo mismo. Este no es un problema de Amazonas sino de toda la sociedad”.

UNA HISTORIA DE TRAGEDIAS

Los motines carcelarios no son una novedad de un país donde hay más de 600.000 reclusos y la población penitenciaria creció un 74% solo entre entre 2005 y 2012. Muchos de los penales en donde cumplen sus penas son controlados por el PCC, el CV o en su defecto grupos asociados.

La historia de las cárceles brasileñas de los últimos 25 años es la de sus masacres. En el Complejo Penitenciario de Pedrinhas murieron 18 personas en el 2010. En la Casa de Custodia de Benefica de Río Janeiro ,las víctimas llegaron a 31 en el 2004, mientras que en el presidio de Urso Branco fueron 27 enel 2002.

Pero nada se compara con lo que sucedió el 2 de octubre de 1992 en la Penitenciaría de Carandiru de Sao Paulo cuando tras una rebelión que provocó 111 muertes. Solo nueve de ellas fueron resultado de apuñalamientos infligidos por otros presos. Los otros 101 cuerpos llevaron incrustadas las balas de la Policía Militar. En junio del 2001, el coronel Ubiratan Guimarães fue condenado a 632 años de prisión por su responsabilidad en la violación de derechos humanos más grande del Brasil moderno. El nacimiento del PCC como banda criminal es un resultado de ese episodio.