A falta de tan solo dos días para que termine la primera ronda de negociaciones para formar un nuevo Gobierno en Alemania, la cancillera Angela Merkel ha confesado que aún hay “varios puntos muy serios en desacuerdo”. Así, la líder conservadora daba este viernes el pistoletazo de salida a unas reuniones cruciales que durarán todo el fin de semana. “Estamos dispuestos a superar las diferencias, pero aún queda mucho trabajo por hacer”, ha añadido.

Reunidos en la Willy-Brandt-Haus, la sede del partido socialdemócrata (SPD), su líder Martin Schulz también se ha mostrado cauteloso y ha asegurado que se “necesitará negociar mucho”. Sin lugar a dudas, el partido de centroizquierda deberá presionar mucho para conseguir que los conservadores cedan y concedan a sus rivales “puntos de fricción” como la adopción de un seguro médico universal o una nueva ley laboral, temas que parecen estar quedándose atragantados. “La CDU/CSU debe moverse”, ha insistido la vicepresidenta socialdemócrata Manuela Schwesig.

Agrupados en 17 equipos de trabajo, hasta 91 representantes de las tres formaciones se reunirán todo el fin de semana en otra sesión de negociaciones maratonianas que se espera que, como temprano, concluya la tarde del domingo, fecha límite para presentar un acuerdo de Gobierno. Es posible que las charlas se alarguen al lunes o martes.

Acuerdo migratorio

Este martes conservadores y socialdemócratas se dieron la mano en política migratoria, uno de los temas más espinosos de las negociaciones. Los dos partidos acordaron limitar la reunificación familiar de los refugiados a una cifra máxima de 1.000 personas al mes, una de las propuestas estrella de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermano de la CDU de Merkel, que será difícil de digerir para el electorado del SPD. Los detalles del texto aún se tienen que pulir. Con este logro bajo el brazo, el presidente de los conservadores bávaros se ha mostrado “convencido” de que se puede lograr un pacto de Gobierno.

Entre los puntos ya acordados también se encuentra la decisión de destinar una partida de 6.000 millones de euros en educación, investigación y digitalización, así como mejoras económicas en política sanitaria. Mientras tanto, el SPD ha caído en las encuestas sobre intención de voto a tan solo el 17%, lo que supondría su peor resultado histórico.

Si las tres partes reunidas desde este viernes en Berlín consiguen limar asperezas y aprobar un programa de Gobierno conjunto se habrá allanado el camino para reeditar una gran coalición. Después de cuatro meses de incertidumbre política tras las elecciones, Alemania parece encaminada hacia la formación de un nuevo Gobierno. Aún así, todo pacto deberá ser aprobado antes por los hasta 440.000 afiliados de las bases socialdemócratas. El ala izquierda del partido ya ha anunciado que plantará cara al acuerdo que salga este fin de semana.