La cancillera alemana, Angela Merkel, y su ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, han asegurado hoy que intentaron evitar la dimisión del presidente del país, Horst Köhler, y trataron de convencerle para que reconsiderase su decisión, lo que al final no lograron.

"Horst Köhler me llamó al mediodía para comunicarme que en dos horas anunciaría su dimisión. Traté de persuadirle de que no lo hiciera, pero lamentablemente no lo conseguí", ha dicho Merkel. "Lamento esa decisión de la forma más honda", ha añadido la cancillera.

Westerwelle se ha expresado en términos casi idénticos y ha señalado que, aunque lamenta el paso dado por Köhler, se trata de una decisión que hay que respetar.

SIN RESPALDO

Por su parte, el jefe del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, ha dicho que la renuncia es una muestra de que Köhler no se había sentido respaldado por los actuales partidos en el Gobierno.

El presidente de Los Verdes, Cem Özdemir, también ha expresado su respeto por la decisión de Köhler, aunque ha admitido que le resulta "algo inexplicable" que un presidente federal renuncie debido a las críticas, surgidas después de unas polémicas declaraciones en Afganistán sobre las misiones del Ejército germano en el extranjero. "Vivimos en una democracia viva en la que la crítica debe ser aceptada con normalidad", ha subrayado Özdemir.

El líder parlamentario del partido La Izquierda, Gregor Gysi, ha calificado la dimisión de Köhler de "algo exagerada", pues "un presidente debe soportar la crítica", y ha añadido que la misma muestra que la actual coalición de Gobierno es cada vez más débil. Los dirigentes de las distintas formaciones políticas han evitado pronunciarse sobre eventuales candidatos a la sucesión de Köhler.