Si Ed Miliband llega al poder habrá logrado una de las metamorfosis más sorprendentes de las elecciones británicas recientes: convencer a millones de votantes de que pueden confiar en el impopular "Ed el Rojo", al que tachan de "raro" en las encuestas, para dirigir la quinta economía del mundo.

En un giro que ha confundido a los conservadores del primer ministro David Cameron, Miliband ya ha dejado de lado parte de su torpeza social y ya muestra una cara resistente, más humana, riéndose incluso de algunas de sus propias imperfecciones. El laborista confía en beneficiarse de la atomización de la política británica.

Aun así, Miliband ha pulido su imagen de cara a las elecciones para intentar librarse de la opinión de que es demasiado estrafalario para dirigir el país. La mejoría se ha visto en la entrevista que mantuvo hace dos semanas contra el alcalde de Londres Boris Johnson, uno de los políticos británicos más peculiares y que se espera que impulse los votos de Cameron.

El duro año pasado de Miliband incluyó una caótica visita a Escocia, donde fue abucheado por los opositores en un referéndum sobre la independencia, un discurso en la conferencia laborista donde se le olvidó mencionar el déficit y un fallido complot para derrocarlo como líder. "La gente me ha atacado mucho durante cuatro años y medio, pero soy un tipo muy resistente y he sido subestimado en todo momento", dijo al principio de la campaña.

MILIBAND EL RARO

El 2010, con 40 años, Miliband ganó la batalla para reemplazar a Gordon Brown como líder del Partido Laborista. El derrotado fue su hermano mayor y ministro de Exteriores saliente David. Miliband renegó de los ideales proempresariales de Tony Blair y se ganó el apoyo de los sindicatos. El ala izquierdista del Partido Laborista se alegró de su victoria, así como también entre los conservadores, que apreciaron su debilidad electoral.

Desde sus inicios, Miliband fue objeto de burla. Durante la batalla por el liderazgo, opositores laboristas le compararon con Forrest Gump, el desafortunado personaje televisivo Mr. Bean o el despistado protagonista de ‘Wallace y Grommit’.

Miliband ha respondido presentando su falta de estilo como una virtud. “David Cameron es un exponente muy sofisticado y exitoso de la política dirigida por la imagen. No voy a poder competir con eso. Y no es mi intención. Quiero ofrecer algo distinto", dijo en un discurso el año pasado. Las últimas encuestas han mostrado que su imagen de raro y estrafalario también la ha conseguido seguidores.

GIRO A LA IZQUIERDA

Su retórica contra el capitalismo “depredador”, que habría sido impensable bajo el proempresarial Blair, le ha acercado a la izquierda. Miliband ha prometido mayores impuestos para las clases altas y menores lagunas fiscales para los ricos, y límites a los precios de la energía y el alquiler de viviendas.

Mientras ejecutivos de empresas han escrito cartas abiertas en su contra, el propio Tony Blair sugirió en diciembre que, girando a la izquierda, Miliband podría favorecer “el resultado tradicional”: la victoria de los conservadores. Los laboristas se centraran en otros temas fuera del eje izquierda-derecha como la preocupación por el estancamiento de los salarios, la desigualdad y la evasión fiscal.

Pese a mejorar su imagen y tener puntos de vista afinados sobre el cambio en los vientos políticos, Miliband queda muy por detrás de los conservadores cuando se les pregunta a los votantes acerca de las credenciales económicas. Muchos aún ven a los laboristas como una amenaza derrochadora para la economía del Reino Unido.