Nueva York ha despertado con la gran tormenta que no fue y recupera la normalidad. Esta mañana ha vuelto a permitirse el tráfico rodado en la ciudad y se ha reabierto la red de transporte público después de que la cautela y las alertas de los expertos llevaran a las autoridades a tomar medidas drásticas,incluyendo por primera vez en la historia el cierre de metro por nieve.

No es que no haya habido tormenta. Hoy la nieve y los fuertes vientos siguen azotando zonas de la costa este en algunas áreas de Connecticut, en el este del estado de Nueva York y especialmente en Massachussetts, donde se han registrado problemas de suministro eléctrico y se mantienen los problemas importantes en las carreteras.

La gran urbe neoyorquina, no obstante, “ha esquivado la bala”, según la expresión que ha empleado el alcalde, Bill de Blasio. Tanto el primer edil, que decidió también el cierre de las escuelas públicas este martes, como el gobernador neoyorquino, Andrew Cuomo, han justificado que prefirieron “inclinarse por la seguridad” por lecciones de anteriores tormentas.

UN GRAN RETO

Está servido el debate, no obstante, sobre si esa inclinación no fue excesiva. Los políticos cuentan con el apoyo de que se guiaron por alertas serias de expertos en meteorología, algunos de los cuales se han disculpado ya por sus equivocadas predicciones. “Muchos tomaron decisiones duras esperando que acertáramos y no lo hicimos”, tuiteó por ejemplo el jefe de una estación meteorológica en Nueva Jersey. El Servicio Nacional Meteorológico también asumió haber errado, aunque se justificó en parte argumentando que “es un gran reto predecir las tormentas de invierno”.