Ya es oficial. El partido de raíces neofascistas fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen cambia de nombre. Los militantes del Frente Nacional han avalado la mutación que propuso Marine Le Pen en el XVI Congreso celebrado el pasado 11 de marzo en Lille bajo el signo de la refundación para insuflar aliento a una formación que no levanta cabeza desde que perdió las elecciones presidenciales.

A partir de ahora pasará a llamarse Reagrupación Nacional, según ha proclamado su presidenta al término de un consejo nacional organizado este viernes en Lyon en el que se ha conocido el resultado de la consulta lanzada entre las bases. Han participado el 53% de los 45.000 militantes que estaban al corriente de sus cuotas y el 80% se ha mostrado a favor del cambio.

El guiño italiano

“El mundo cambia y nosotros también. Hay que abrirse, unir a los franceses que no quieren resignarse a ser meros espectadores de su propia desvalorización”, ha dicho Le Pen tras interpretar como un “guiño del destino” la llegada al Gobierno italiano de sus socios de la Liga.

El Frente Nacional mantendrá el logotipo -la famosa llama tricolor, que tendrá una grafía más estilizada- y el ideario. La nueva etiqueta se interpreta como un mero cambio cosmético para eliminar la huella del padre fundador y culminar el proceso de ‘desdiabolización’ que inició Marine Le Pen en el 2011.

Superar el escollo final

Dicho de otra manera, abrir la vía a las alianzas con otras formaciones políticas y persuadir a los electores de que el FN es un partido de Gobierno. Pese a sus casi 11 millones de votos en las presidenciales del 2107, el partido tropieza con el techo de cristal de un frente republicano que tradicionalmente le corta el paso al Elíseo.

“Este nombre es portador de una historia épica y gloriosa, pero para muchos franceses es un freno psicológico”, admitió Marine Le Pen cuando hace dos meses propuso la nueva marca, de la que los simpatizantes más veteranos no eran precisamente entusiastas.

Este viernes, la líder ultraderechista animó a los suyos a iniciar una gran "campaña de adhesión" para conquistar el poder en Francia y en Europa. Le Pen tiene la vista puesta en los comicios europeos de mayo del 2019 y ha propuesto elaborar una lista común con el partido soberanista ‘Debut la France’.

El regreso de Marion

Sin embargo, el liderazgo de Marine Le Pen se resiente. Ha visto a su antigua mano derecha, Florian Philippot, abandonar el barco para crear su propio movimiento político y su figura puede erosionarse todavía más con la reaparición en escena de su sobrina, Marion Maréchal Le Pen. La nieta favorita del fundador se alejó hace un año de la primera línea política pero nadie dudaba de que era solo un estrategia para tomar impulso.

El próximo mes de septiembre lanzará en Lyon el Instituto de ciencias sociales, económicas y políticas que ella misma dirigirá con el objetivo de formar “una nueva élite cultivada” alejada de las formaciones “uniformes y conformistas” del paisaje francés. Un nuevo experimento que encaja en la recomposición política iniciada con la victoria de Emmanuel Macron.

Ambigüedad expresa

La antigua diputada mantiene una deliberada ambigüedad sobre sus intenciones pero su nuevo ‘think tank’ pretende vertebrar a las derechas soberanistas y en ‘Los Republicanos’ empiezan a tener sudores fríos. Su nuevo líder, Laurent Wauquiez, que ha coqueteado con la extrema derecha en muchos de sus postulados, no termina de despegar mientras en el entorno de Marion Maréchal fantasean con la idea de reeditar en la derecha lo que Macron ha logrado en el centro con La Republique en Marche.

Además de probar su eficacia en el imaginario del electorado francés, la nueva marca del FN puede verse envuelta en una batalla judicial. Igor Kurek, presidente de una asociación que lleva el mismo nombre, sostiene que es el único con derecho a usarlo al haberlo inscrito en el registro de la propiedad intelectual en diciembre del 2013. Marine Le Pen lo niega y asegura que el FN compró los derechos el 22 de febrero de este año.