Después de seis días de negociaciones maratonianas en Lausana (Suiza) para alcanzar un acuerdo de mínimos sobre el contencioso nuclear iraní, un foco de inestabilidad mundial desde hace más de una década, el reloj corre en la noche de este martes en contra de los negociadores.

Las partes trataron ayer de solventar sus últimas diferencias para anunciar un acuerdo antes del plazo fijado de la medianoche. Las partes tratan de solventar sus últimas diferencias para anunciar un acuerdo antes del plazo fijado de la medianoche. Pero de fracasar el intento, no implicaría la ruptura del diálogo porque Estados Unidos ha anunciado que se se seguiría negociando durante este miércoles. "Hemos hecho suficientes progresos en los últimos días para que merezcan continuar el miércoles", dijo la portavoz de la secretaría de Estado.

Ante las dificultades para pactar los detalles más espinosos, como el ritmo del levantamiento de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas, la capacidad que tendrá Irán para investigar con centrifugadoras avanzadas o las restricciones que se aplicarán en los últimos cinco años de un acuerdo que tendría una vigencia de 15 años, anoche se especulaba con la posibilidad de emitir un comunicado que fuera lo suficientemente vago para que las negociaciones continúen sin que ninguna de las partes se sienta derrotada.

Según la agencia Associated Press, la declaración de mínimos podría ir acompañada de un documento anejo donde se especifique qué asuntos han sido acordados y cuáles no. "Si estamos progresando hacia la línea de meta, deberíamos continuar", afirmó el portavoz de la Casa Blanca.

REQUISITO DE EEUU

En cualquier caso, la necesidad de firmar ahora un acuerdo político es más que nada un requisito impuesto por EEUU, que necesita presentar ante el Congreso un documento lo suficientemente detallado para evitar que los detractores de las negociaciones cumplan con su amenaza de tramitar nuevos paquetes de sanciones contra Irán.

A su favor, la Administración de Barack Obama tiene el apoyo de la opinión pública ya que, según una encuesta de 'The Washington Post', el 59% de los estadounidenses respalda el acuerdo frente al 31% que lo rechaza. Pero el verdadero plazo es el del 30 de junio, la fecha fijada para presentar un documento con todas las especificaciones técnicas que tendrá que cumplir Teherán para que las sanciones empiecen a levantarse.

"Hay muchas posibilidades, pero nunca puedes estar seguro al 100%", dijo durante la jornada Sergei Lavrov, el ministro de Exteriores ruso. Lavrov volvió a Lausana este mismo martes tras abandonar las conversaciones el lunes, un gesto que anticipó la inminencia del acuerdo. Además de Rusia y EEUU, también participan en las negociaciones los representantes de China, Gran Bretaña, Alemania y Francia, el país que más discrepancias públicas ha aireado respecto a Washington.

La complicación de consensuar un documento de mínimos a estas alturas de la negociación se ha agravado por la posición de Irán al respecto. El ayatolá Alí Jamenei ha insistido en que debe haber un solo acuerdo, un único documento, y no en dos fases como han concebido las grandes potencias.