La sustitución de la actual valla de alambre por un muro de hormigón a lo largo de la frontera entre Israel y Líbano es el último punto de fricción entre estos dos países vecinos pero muy mal avenidos.

El nuevo muro, cuyo recorrido ya ha trazado Israel, discurrirá a lo largo de la llamada Línea Azul que la ONU demarcó tras la evacuación israelí de Líbano en 2000. Sin embargo, las autoridades de Beirut sostienen que la Línea Azul no se superpone exactamente sobre la frontera y que hay zonas libanesas que han quedado del lado israelí.

Delegaciones militares de Israel, Líbano y las Naciones Unidas se reunieron el lunes en la ciudad libanesa de Naqura para abordar cuestiones de interés mutuo y poco después el ejército libanés difundió un comunicado. “La parte libanesa ha revisado la cuestión del muro que el enemigo israelí pretende construir (…) y ratifica la posición del gobierno libanés que rechaza la construcción de este muro que viola la soberanía libanesa”, decía el comunicado.

Amenaza a la estabilidad

El presidente libanés, el cristiano Michel Aoun, se reunió el martes con el primer ministro suní, Saad Hariri, y con el presidente chií del parlamento, Nabih Berri, con el fin de discutir “las amenazas israelís” que, en su opinión, “violan claramente” la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU y “amenazan la estabilidad” de la zona fronteriza.

“Continuaremos nuestras acciones a distintos niveles regionales e internacionales para evitar que Israel construya el muro de hormigón y su potencial usurpación del petróleo y el gas que hay en aguas territoriales libanesas”, dijo un comunicado oficial de la presidencia libanesa después de la reunión tripartita.

La organización libanesa Hizbulá, de confesión chií, también se opone a la construcción del muro, y su líder, Hasan Nasrallah, ha pedido repetidamente a los israelíes que cesen las obras. Hizbulá combatió a Israel durante 33 días en la guerra del verano de 2006. El Consejo de Seguridad de la ONU votó entonces una resolución que exigía el desarme de Hizbulá y la retirada del ejército israelí de Líbano.

Violación marítima

El ejército libanés también comunicó que el mismo lunes tres buques de guerra israelíes violaron en varias ocasiones su espacio marítimo. Israel lleva a cabo en esas aguas excavaciones en yacimientos de gas que pretende exportar a Europa.

Los libaneses afirman que la zona está dentro de sus aguas territoriales, pero Israel ha trazado de manera unilateral una línea claramente no perpendicular a la costa según la cual los yacimientos de gas caen en aguas jurisdiccionales israelís.

Altos cargos del ejército hebreo han señalado que el conflicto del gas puede conducir a un enfrentamiento directo con Hizbulá. De hecho, el ejército israelí cree que Hizbolá dispone de armamento avanzado con el que es capaz de alcanzar cualquier punto de la zona marítima israelí, incluidos los controvertidos yacimientos de gas.