Los bombardeos deben ser contra Daech y únicamente Daech", resumió el presidente francés al término de una larga jornada de intensa actividad diplomática que se inició con un encuentro bilateral de algo más de una hora con Putin y finalizó con una rueda de prensa junto a la cancillera alemana, Angela Merkel.

En esa comparecencia, Hollande negó que Francia y Alemania mantengan discrepancias sobre las vías de solución del conflicto sirio, aunque eludió pronunciarse sobre uno de los aspectos más espinosos en los que París y Berlín no tienen exactamente la misma visión: el papel de Bachar el Asad.

"Los dos hemos insistido en el hecho de que el Estado Islámico es el enemigo que debemos combatir", se limitó a señalar el presidente francés. Para Merkel no hay contradicción en el hecho de que "fuera de las acciones militares" se encuentren soluciones políticas que impliquen más actores que Rusia y Estados Unidos, aunque negó diferencias con Francia en este terreno.

HOJA DE RUTA

También descartó que se vayan a hacer concesiones a Putin en Siria a cambio de los avances que se están apreciando en la crisis ucraniana. "Son dos temas que no tienen nada que ver" dijo.

Hollande, por su parte, recordó ante Putin la postura francesa respecto a Siria. Para Francia es impensable trazar la hoja de ruta de una transición política con Asad como interlocutor, aunque está dispuesta a sentarse a negociar con los elementos más moderados del régimen a condición de que el actual presidente sirio abandone el poder, a quien París acusa de ser el máximo responsable del caos que ha provocado 250.000 muertos en cuatro años y el éxodo de miles de refugiados.

En todo caso, en el lenguaje diplomático galo hay matices que sugieren, como ya lo hizo el propio Hollande el pasado 8 de septiembre, que la salida de Asad no tiene que ser inmediata aunque, de momento, se mantienen los recelos sobre las verdaderas intenciones de Putin.

Las líneas rojas de París para bendecir la coalición internacional contra el terrorismo presentada por Moscú en las Naciones Unidas siguen siendo tres: los bombardeos deben estar dirigidos al Estado Islámico y no a los opositores sirios, se tiene que garantizar la seguridad de la población civil y hay que aplicar el acuerdo alcanzado en Ginebra en el 2012 para poner en marcha un gobierno de transición con miembros de la oposición siria. Todos los planes esbozados hasta la fecha han tropezado siempre con el mismo escollo: el futuro del presidente sirio Bachar el Asad.

La constatación de los fracasos sucesivos y la irrupción militar rusa han dado un nuevo protagonismo a Vladimir Putin, rehabilitado tras haber sido excluido