A las 16 horas de Bogotá, Jorge Bergoglio encontrará otra razón para inscribir su nombre en la historia. Francisco es el primer Papa de origen latinoamericano que aterriza en Colombia. Su presencia en ese país le permitirá medir el alcance de su intensa política pontificia. La Colombia que recorrerá bajo rigurosas medidas de seguridad no es la misma que conocieron Pablo VI ,en 1968, cuando se inició el giro latinoamericanista de la Iglesia Católica, ni aquella que vio Juan Pablo II ,en 1986, en medio del conflicto armado con varias guerrillas operativas. Francisco llega a un país que ha suscrito un acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla que se negoció bajo su inspiración.

Bergoglio bendijo sin titubear el pacto entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), convertidas a estas alturas en un partido político. Se espera el posicionamiento contundente del Papa en momentos que arrecian las preguntas sobre las perspectivas reales del proceso formalizado a fines del año pasado, entre otras cosas porque abunda el desconcierto en relación a los insurgentes desmovilizados y, también, por la ola de asesinatos de líderes sociales (casi 80 en lo que va del año) en manos de paramilitares y narcotraficantes.

El acuerdo labrado trabajosamente en La Habana entre el Gobierno y la guerrilla fue derrotado en una consulta popular y debió ser reescrito parcialmente para sacarlo adelante. Todavía es impugnado con vehemencia por la derecha que lidera el exmandatario Álvaro Uribe. El uribismo ya ha avisado: si gana las elecciones presidenciales en el 2018 revisará lo pactado. Se espera que, frente a las señales de incertidumbre política y la creciente polarización entre defensores y adversarios del exmandatario, el Papa respalde de manera inequívoca esta nueva etapa pacificadora que, además, abre una ventana por un entendimiento entre el Ejecutivo y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

PORTAVOZ DE LA RECONCILIACIÓN

El Pontífice dijo que recorrerá Colombia en calidad de "peregrino de paz y esperanza". Con ese espíritu se reunirá en Bogotá con el presidente y Premio Nobel, Juan Manuel Santos. Visitará luego Villavicencio, una ciudad atravesada por las secuelas del conflicto armado. Allí se encontrará con víctimas y victimarios en una gran oración, bajo el lema 'La reconciliación con Dios, con los colombianos y con la naturaleza'. En Medellín, escenario en 1968 de la histórica Conferencia Episcopal Latinoamericana que abrazó el Concilio Vaticano II, pondrá el acento en temas más doctrinarios. En Cartagena, su última escala, hablará de “la dignidad de la persona y los derechos humanos”.

La llegada del Papa argentino coincide con otra oportunidad de Colombia de reducir sus niveles de violencia. Dairo Antonio Úsuga, alias 'Otoniel', el jefe del Clan del Golfo, el principal grupo narcotraficante del país, expresó su disposición de someterse a la justicia junto con todos sus hombres. El Clan del Golfo ha tenido numerosas bajas y pérdidas económicas en los últimos meses. 'Otoniel', reclamado por EEUU, ha estado a su vez prácticamente cercado por la policía.

LA CUESTIÓN VENEZOLANA

Los analistas esperan que la voz papal no se circunscriba a asuntos estrictamente colombianos y afloren palabras claras sobre la crisis venezolana. El Pontífice no solo ha llamado a las negociaciones y a reducir el peligro de una confrontación en escala entre el chavismo y sus adversarios. De hecho, autoridades vaticanas han acompañado las negociaciones entre el presidente Nicolás Maduro y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que no llegaron a ningún puerto en el 2016 pero que, en estos últimos días, podrían reanimarse otra vez con los buenos oficios del expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero.