El Partido Democrático (PD) italiano decidió ayer no participar en ninguna negociación para formar Gobierno, lo que supone una victoria en el seno de la formación socialdemócrata del exprimer ministro, Matteo Renzi, partidario de no pactar ni con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) -el partido más votado en las generales del pasado marzo- ni con la coalición de centroderecha, que lidera la xenófoba y euroescéptica Liga (antigua Liga Norte), de Matteo Salvini. La decisión la tomó por unanimidad la Ejecutiva del partido, formada por 214 delegados que envitaron, al menos por ahora, una posible escisión, como no pocos auguraban.

La Ejecutiva ratificó además como líder interino de la formación a Maurizio Martina, en un gesto de distensión que parece haber puesto fin a varios días de ataques cruzados entre los dirigentes de la formación. Martina permanecerá en el cargo hasta que se celebre la Asamblea General del partido, en la que se decidirá el futuro máximo dirigente del PD.

La reunión de la Ejecutiva venía precedida por la clara posición de Renzi, que el pasado domingo volvió a reiterar de forma contundente su «no» a un posible acuerdo con el M5S, una actitud que sus detractores internos interpretaron como un nuevo gesto de soberbia de un político herido que se resiste a abandonar el poder. «Ha quedado clara nuestra posición. Hemos dicho no a un acuerdo con el M5S o con el centroderecha», afirmó un sonriente Lorenzo Guerini, uno de los delegados que participaron en la reunión. «La Asamblea se celebrará probablemente este mismo mes de mayo», añadió Guerini, a la salida del encuentro, que duró más de cuatro horas en la sede del PD en vía Sant’Andrea delle Fratte. «Optábamos por la unidad o la vida del PD se ponía en riesgo», comentaron otros.

Fue el propio Renzi quien en la reunión de ayer mostró primero la bandera blanca. El exlíder del PD -partido que perdió en marzo siete puntos respecto a las elecciones del 2013, lo que forzó la dimisión de Renzi- delegó a media tarde su intervención a Martina y después apoyó el informe presentado por el dirigente interino, partidario también del no. El pacto con los grillitos es «un capítulo cerrado», adelantó Martina poco antes de empezar la reunión.

JORNADAS DE CONFRONTACIÓN

Después de estas jornadas de confrontación, el PD supera así una crisis que en realidad empezó hace cinco años. Los tiempos duros para este partido tuvieron su origen en el 2013, cuando Pierluigi Bersani, entonces líder de la formación, ganó las elecciones políticas celebradas aquel año, sin lograr una mayoría suficiente para gobernar, como ahora le ha ocurrido al M5S.

Desde entonces, el PD ha sabido como tirar adelante para gobernar Italia, pero lo ha hecho aliándose con socios a los que antes había criticado virulentamente. Entre ellos estaba también el polémico Silvio Berlusconi, con el que luego el PD rompió, para quedarse en el poder con algunos de los antiguos discípulos del Il Cavaliere. El banderín de enganche de la justicia social y de las reformas necesarias para modernizar a Italia, con el que Renzi y los suyos pretendían ganar apoyos, no funcionó. La factura el PD la pagó finalmente el pasado mes de marzo, con una terrible derrota electoral.

La división se ha logrado salvar in extremis, aunque no se puede descartar una nueva guerra fratricida en las próximas semanas. Los mensajes enviados por unas y otras corrientes del PD antes de la Ejecutiva hacen presagiar un camino todavía difícil y de cuesta arriba para reconstruir los consensos perdidos. «Matteo (Renzi) nos pide unidad pero es el primero que divide el PD», decía el miércoles un furioso Martina. «Nos ha deslegitimado», añadía, después de que el antiguo líder de la formación expresara su niet a pactar con el partido fundado en el 2009 por el cómico Beppe Grillo y el empresario informático Gianroberto Casaleggio y que ahora lidera Luigi Di Maio, de 31 años.

«Italia y los italianos necesitan un Gobierno. Basta de personalismos», llegó a decir Leoluca Orlando, el alcalde de Palermo, haciéndose eco de un sentir común en el ala de la formación que sostiene que el PD debería negociar con el M5S. En este escenario, con la Liga y el M5S también encallados e incapaces de pactar acuerdo alguno, Italia podría quedarse sin un nuevo Gobierno incluso hasta el 2019, según decían en estos días los analistas mejor informados.