Si hay un perro de presa en la familia Trump, ese es Donald Trump Jr., el mayor de los cinco hijos del magnate, el hombre que ha convertido su cuenta de Twitter en una catapulta deslenguada para responder a los ataques contra su padre. El pasado mes de julio, cuando se empezó a rumorear que Rusia había filtrado los emails del Partido Demócrata para dinamitar la candidatura de Hillary Clinton, Don, como lo llaman en casa, salió al rescate describiendo como“falsas” y “asquerosas” las insinuaciones que apuntaban a una posible estrategia del Kremlin para ayudar a su padre. Un año después de aquello, ha tenido que confirmar que se reunió con una abogada rusa después de que le prometieran información del Kremlin para “incriminar” a Clinton.

En los programas satíricos de la televisión estadounidense, el mayor de los Trump, de 39 años, nunca sale bien parado. Saturday Night Live lo presenta como un imbécil redomado, corto de luces y siempre en babia. Pero durante la Convención Republicana en Cleveland fue el miembro de la familia que mejor impresión causó. Dedicó su discurso humanizar a su padre, rompiendo con la imagen del millonario encerrado en su palacio de cristal y ajeno a los problemas de la gente. De algún modo, fue una sorpresa porque solo participó en la campaña puntualmente.

EMPRESA FAMILIAR

Desde que Trump conquistó la presidencia, Junior se ha dedicado a dirigir la empresa familiar junto a su hermano Eric, un destino que quiso evitar durante años. A diferencia de sus hermanos, siempre disfrutó más de los veranos en la Checoslovaquia natal de su madre que de los salones versallescos de la Trump Tower. Todavía hoy presume de su afición por la caza, la pesca y la montaña. Cada vez que puede, se escapa con su mujer y sus cinco hijos a las montañas neoyorkinas de los Catskills.

Ahora Don está en el centro del huracán y, si quiere salir entero del envite, tendrá que demostrar que no es el más tonto de los hermanos Trump.