Kim Jong-un ansía la cumbre con Donald Trump a pesar de las recientes turbulencias y reitera su compromiso de sacrificar su arsenal nuclear. El líder norcoreano se lo desveló el sábado a su homólogo sureño, Moon Jae-in, en su reunión en la frontera. Kim, con su inédita tozudez por el diálogo, pretende coger a Trump por las solapas y arrastrarlo a la planeada cumbre de Singapur. La estrategia busca un doble escenario exitoso: las negociaciones de igual a igual o dificultar el regreso de la «máxima presión» estadounidense si el proceso descarrila. Será complicado que Seúl y Pekín cumplan con entusiasmo las sanciones económicas que defiende Trump si este es señalado como el saboteador de una oportunidad histórica. Ayer, funcionarios estadounidenses se trasladaron a Corea del Norte, lo que hace suponer que finalmente se celebrará la cumbre.

Moon informó en rueda de prensa del contenido de la sorprendente cumbre del sábado. Kim Jong-un expresó «una vez más y de forma clara su compromiso para la completa desnuclearización de la península coreana» y «su deseo de poner fin a la historia de guerra y confrontación», desveló el presidente surcoreano.

El escollo, continuó, no radica en la falta de compromiso norcoreano sino en la comprensible desconfianza hacia Trump. «Lo que sigue siendo una incertidumbre para el presidente Kim es si puede confiar en las promesas estadounidenses de finalizar las hostiles relaciones y garantizar la seguridad de Corea del Norte después de que esta se desnuclearice», añadió.

Estados Unidos ha dado razones en las últimas semanas para que Corea del Norte agudice su tradicional temor. Trump rompió unilateralmente el acuerdo de desnuclearización con Irán a pesar de la falta de evidencias de incumplimiento y tanto él como sus asesores han propuesto la fórmula libia para Corea del Norte. Gaddafi fue asesinado y mutilado años después de renunciar a su arsenal nuclear por los rebeldes en una revuelta amparada por Occidente.

Moon ha sugerido que Kim Jong-un y Trump establezcan una línea telefónica directa para edificar la confianza mutua que el éxito de cualquier negociación exige. El líder norcoreano ha aceptado, según Moon.

LEVANTAMIENTO DE SANCIONES / La desnuclearización es el nudo gordiano de las negociaciones entre Pionyang y Washington. La segunda la exige completa, verificable e inmediata. Se desconoce aún cómo la entiende la primera pero es improbable que comparta esos términos absolutos. Washington se opone a negociar el levantamiento de sanciones hasta que Pionyang cumpla sus condiciones y a cambio sOlo ha ofrecido unas gaseosas garantías de seguridad que, a diferencia del programa nuclear norcoreano, pueden ser revocadas en cualquier momento.

Kim Jong-un y Moon Jae-in improvisaron el sábado su segunda cumbre en un mes durante una conversación telefónica y se citaron horas después en el lado norte de la localidad fronteriza de Panmunjon. La finalidad era salvar la cumbre de Singapur que Trump había cancelado días antes y compartir el contenido de la reciente reunión en Washington entre Moon y el presidente estadounidense.

Los ímprobos esfuerzos del admirable líder surcoreano parecen surtir efecto. Trump se desdijo de su reciente cancelación de la cumbre y aclaró que las negociaciones continúan. Un nutrido equipo de asesores estadounidenses viajará en breve a Singapur para concretar los detalles de esa hipotética cumbre con enviados norcoreanos.