La salida de Estados Unidos del acuerdo de París sobre cambio climático puede asestar un duro golpe a la lucha contra el calentamiento global del planeta pero también puede dar alas a nuevas alianzas mundiales. En Bruselas el anuncio este mismo jueves de Donald Trump se da por descontado y coincidirá con la decimonovena cumbre bilateral UE-China. Una cita muy distinta de las anteriores en la que, por primera vez, primará la sintonía frente a la división.

Trump no ha tardado ni cuatro meses en poner en jaque el legado medioambiental de Barack Obama. Ya en campaña prometió a sus electores sacar a Estados Unidos del pacto y en la pasada cumbre del G7 se negó a firmar la declaración conjunta en apoyo al acuerdo sobre cambio climático. Una negativa que se ha saldado con duras críticas de la canciller de Alemania, Angela Merkel, que el pasado domingo proclamaba públicamente con enorme decepción que “los tiempos en los que podíamos confiar plenamente en los otros han terminado” y que ha llegado la hora de que los europeos asuman las riendas de su destino.

Palabras premonitorias que pueden convertir a Europa en líder mundial contra el cambio climático antes de lo esperado. Aún así, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha hecho este jueves un último esfuerzo para tratar de revertir lo que todos dan por hecho. “Por favor, no cambie el clima (político) a peor”, le ha rogado el político polaco en su cuenta de Twitter a Donald Trump, el medio que tanto le gusta al presidente estadounidense. “Ocurra lo que ocurra hoy el Acuerdo de París continuará y perdurará porque es de interés común luchar por el”, ha añadido el comisario de clima y energía,Miguel Arias Cañete.

LA UE DA UN PASO AL FRENTE

La UE asume sin rodeos que si quiere salvar el pacto de París tiene que ponerse al frente y el cambio climático es la primera gran prueba de fuego. “Si deciden retirarse sería una decepción pero no va a cambir el rumbo de la humanidad. Pensamos que hay una expectación importante por parte de nuestos socios en África, Asia,China, que esperan que Europa asuma el liderazgo en este esfuerzo. Nosotros estamos preparados y queremos asumir el liderazgo”, advertía este miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de energía, Maros Sefcovic, cuando fuentes cercanas a Trump empezaron a filtrar la noticia.

En Bruselas insisten que “no hay plan B”, que el pacto cocinado con tanto esfuerzo y firmado en diciembre de 2015 es importante para el futuro “de toda la humanidad” y que no queda más remedio que arrimar el ascua para salvarlo. “El mundo puede contar con que Europa mantendrá el liderazgo climático global. Juntos defenderemos París”, prometía Cañete. “El pacto seguirá aplicándose”, zanjaba también el presidente, Jean-Claude Juncker, recalcando que hay un acuerdo legal firmado y que si quieren salirse les llevará al menos cuatro años.

Pero la UE afronta este reto de contrarrestar la salida de Estados Unidos con un aliado antaño impensable: China. El principal emisor de gases contaminantes de todo el planeta, que durante años bloqueo cualquier avance en este terreno, y la UE celebran en Bruselas una cumbre bilateral al más alto nivel político en la que el cambio climático se ha convertido en uno de los principales focos de atención. De hecho, los líderes de ambos bloques -Donald Tusk y Jean-Claude Juncker por parte europea y el primer ministro Li Keqiang por parte china- tienen previsto firmar el viernes una declaración conjunta sobre cambio climático y energías limpias en la que renovarán su compromiso con los acuerdos de París y explicarán como piensan aplicarlo.

COMPROMISO RENOVADO

El texto, que no hace ninguna mención a Estados Unidos, se negoció antes de que el acuerdo de París sobre clima se convirtiera en la nueva víctima del presidente estadounidense. La decisión, según Bruselas, no altera la situación. “El acuerdo se mantiene, independientemente de que se vaya uno de los grandes emisores o no. Es una señal fuerte de dos partes muy importantes de este acuerdo de que irán adelante en la implementación del acuerdo independientemente de que otros se salgan”, asegura un alto cargo de la diplomacia europea que insiste en que no será la primera vez que la UE se ponga al frente.

“¿Quién diría que Estados Unidos no es parte de UNCLOS -la convención de Naciones Unidas sobre los derechos del mar- pero formalmente no lo son porque el Senado nunca ha obtenido los dos tercios para ratificarla. Hasta donde yo sé, este acuerdo continuará siendo jurídicamente vinculante aunque Estados Unios salga”, subraya sobre las dudas que genera la marcha de uno de los principales países contaminantes. Y es que aunque Estados Unidos solo es una de las 197 partes que firmaron el pacto -147 ya lo han ratificado- sin su actuación será complicado llegar al objetivo de evitar que la temperatura del planeta suba más de dos grados al final del siglo. Obama se comprometió a rebajar las emisiones de CO2 entre un 26 y 28% para 2025 respecto a los niveles de 2005.