Las cosas se le complican a François Fillon. El candidato conservador que contra pronóstico ganó las primarias de su partido, y a quien muchos veían en el Elíseo el próximo mes de mayo, empieza a ser cuestionado incluso en su propia familia política.

La investigación judicial por los supuestos empleos ficticios de su mujer, Penélope Fillon, tras las revelaciones del semanario ‘Le Canard Enchaîné’, debilita su campaña y abre numerosos interrogantes en el seno de Los Republicanos. El escándalo bautizado ya como ‘Penélopegate’ ha hundido en tiempo record la popularidad de Fillon.

Desde el pasado noviembre ha perdido 16 puntos y, lo que es peor, el 67% de los franceses no lo ven ni “honesto” ni “cercano” a sus problemas, según un sondeo de Odoxa difundido este viernes. La imagen de transparencia, rigor y honestidad con la que se presentó ante el electorado conservador ha saltado por los aires.

Para intentar apagar el incendio, Fillon compareció este jueves en horario de máxima audiencia en la televisión TF1. Aseguró que no tenía dudas sobre el empleo “legal, real y transparente” de su mujer y dijo que Penélope trabajaba a su lado “desde 1981”.

ASISTENTE PARLAMENTARIA

Según ‘Le Canard Enchaîné’, la esposa del candidato conservador cobró en ocho años medio millón de euros como asistente parlamentaria de su marido cuando éste era diputado. Sin embargo, pocos recuerdan haberla visto en la Asamblea Nacional y, de hecho, ella siempre ha dicho que su única ocupación era ser ama de casa.

Fillon negó en la televisión que fuera un empleo ficticio y, para adelantarse a futuras polémicas, desveló que entre 2005 y 2007, cuando era senador de Sarthe, contrató a dos de sus hijos, abogados de profesión. El problema es que esta revelación se le ha vuelto en contra, porque, cuando fueron contratados, sus hijos eran estudiantes de derecho, y no abogados.

En el curso de la entrevista dijo también que sólo renunciaría a ser candidato al Elíseo si fuera imputado, algo altamente improbable pero que ha desatado las alarmas en el campo de Los Republicanos, donde ni los estatutos del partido ni el reglamento de las primarias aclara qué hacer en un caso semejante.

Este viernes todas las miradas se dirigieron al alcalde de Burdeos, Alain Juppé, derrotado por Fillon en las primarias de noviembre. Pero el exprimer ministro dijo claramente que no contaran con él como ‘plan B’. “No, clara y definitivamente. Las primarias se han celebrado y los electores se han pronunciado”, zanjó Juppé.

Además de arruinar una campaña que Fillon buscará relanzar este domingo con un gran mitin en París, muchos ven en el ‘Penelopegate’ un aroma de venganza procedente de las filas del expresidente Nicolas Sarkozy.

Los medios franceses han desempolvado los tuits que la ministra de Justicia de Sarkozy, Rachida Dati, publicó en julio del 2014 dudando de la transparencia de Fillon. “El hábito no hace al monje. Que François Fillon sea transparente sobre sus gastos, sus colaboradores y Fuerza republicana”, escribió entonces.

DESVÍO DE FONDOS PÚBLICOS

En este agitado contexto, la justicia prosigue su investigación preliminar por desvío de fondos públicos a una velocidad vertiginosa debido al calendario electoral. Ha testificado la periodista Christine Kelly, biógrafa de François Fillon, quien no ha dejado de repetir que la mujer del candidato no trabajaba fuera de casa.

También ha declarado Michel Crépu, exdirector de ‘La Revue des deux mondes’, revista en la que Penélope Fillon estuvo contratada entre mayo del 2012 y diciembre del 2013 con un sueldo mensual bruto de 5.000 euros.

Este sábado la emisora Europe 1 ha revelado que la policía procedió el pasado jueves al registro de la sede de la revista. La publicación es propiedad de un empresario amigo del líder conservador, Marc Ladreit de Lacharnière.