La penetrante mirada de David Bowie ha desaparecido de una antigua caseta del Northern Quarter, el barrio más artístico y alternativo de Manchester. En su lugar ha aparecido una nueva creación urbana. Una pintura que muestra dos manos haciendo el símbolo del corazón y una pequeña abeja atrapada entre ellas. La rodean otras cuatro. La 'Manchester bee' es el icono más representativo de la ciudad. Después de la tragedia del pasado lunes, los mancunianos (gentilicio de Manchester) no tienen suficiente con observarla a cada esquina, adornando la base de una maceta, como imagen de las papeleras o en el centro de las postales de homenaje de St Ann’s Square. Quieren una abeja en la piel.

Diversos artistas tatuadores han organizado una campaña de captación de fondos para las víctimas del Manchester Arena. El dinero que obtienen tatuando abejas se convierte directamente en donaciones. Ronald Blanco recibe a EL PERIÓDICO en su Studio IX de Yorkshire Street. “A mi me afectó mucho el atentado”, explica mientras trabaja sin descanso. El ruido eléctrico de la aguja es la banda sonora de la conversación. Se han generado colas impresionantes. Estos días no tiene huecos. “Uno de mis amigos murió allí. Por eso intento recaudar el máximo posible”. Ronald no le nombra pero se refiere a Martyn Hett, de 29 años. Su hermano Dann tiene una cita la semana que viene en el estudio para hacerse una tatuaje en su homenaje.

BEN STANSALL / AFP

Un tatuador de Manchester tatúa una abeja obrera a un cliente.

“Aquí donamos el 100%. Las 50 libras (57 euros) que cuesta la abeja ”, prosigue. “Otros estudios se han unido a la campaña los domingos o los lunes. Yo la sigo cinco días. Habremos tatuado ya unas cien. Personalmente me he encargado de cuarenta”. Ronald se disgusta cuando le llega una información desagradable. En una tienda de las afueras cobran 70 libras por abeja y solamente donan un 10%. Afortunadamente es un caso aislado. “La solidaridad lo es todo. Nos han contactado un par de suministradores de agujas y diferentes elementos que necesitamos. De esta forma no tenemos tantas pérdidas. Es un gran detalle”, concluye.

EN TOBILLOS Y MUÑECA

Ronald recomienda a sus clientes que seleccionen diseños pequeños. “Nuestra idea es conseguir los máximos fondos posibles. Si alguien lo quiere muy grande el proceso va un poco más lento”. Los sitios más comunes son los tobillos y la muñeca: “El otro día hice una en el cuello. También hay bastantes peticiones de colocar pequeñas abejas entre los dedos de la manos”. Nos fijamos que él también tiene una: “Me la tatué hace cinco años. No está relacionada con lo que ha pasado. Es una pena porque ahora no puedo hacerme otra”. ¿Cuál es el motivo, entonces? “Lo hice cuando me sentí adoptado por la ciudad, como un tributo a Manchester”.

Las abejas son parte de la identidad de la ciudad desde 1842. Durante la revolución industrial a las fábricas de algodón de Manchester se las conocía popularmente como colmenas y sus trabajadores eran comparados a las abejas. Es un símbolo del pasado y de la clase obrera que explica las raíces de la ciudad. Desde el 2014 su presencia es aún más notoria. El ayuntamiento instaló 600 papeleras hechas a medida con la imagen de la abeja como parte de un proyecto de limpieza. Se pueden apreciar en balizas, en artículos de regalo e incluso en locales privados. El pub Cottonopolis de Newton Street la utiliza en su logo.

AQUÍ NO HAY MIEDO

El el otro costado de la caseta del Northern Quarter la representación que acompaña las abejas es el signo de la victoria. Hay otras dos ilustraciones con mensaje incorporado. Una abeja sostiene una bandera con el lema “Este es el lugar”. A su lado, un colorido mosaico negro y amarillo acompaña unas grandes letras de “Aquí no hay miedo”.