Tras las protestas de este verano, agricultores y ganaderos franceses vuelven a mostrar su fuerza este jueves con una gran movilización que tendrá por escenario París y a la que acudirán unos 4.500 manifestantes llegados de toda Francia a bordo de 50 autobuses y más de 1.000 tractores.

Los convocantes reclaman un aumento del precio de venta de la carne y la leche que permita cubrir los costes de producción, menos normas medioambientales y mayores rebajas fiscales.

El sector pretende así ejercer presión sobre el Gobierno antes de la cumbre extraordinaria de ministros de Agricultura de la Unión Europea que se reunirá a petición francesa el próximo día 7 de septiembre. El presidente François Hollande se ha comprometido ya a adoptar nuevas medidas.

PROBLEMAS CIRCULATORIOS

Convocada por la asociación de Jóvenes Agricultores y secundada por la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrarias (FNSEA), el principal sindicato agrario del país, la jornada de protesta amenaza con alterar notablemente el tráfico durante toda la jornada.

Para paliar los problemas circulatorios, la prefectura de Policía ha publicado en su cuenta de Twitter el mapa con el itinerario de los manifestantes, que convergerán en París por cinco autovías distintas ocupando todo el perímetro de la metrópoli.

Además, ha aconsejado a quienes residan en la periferia olvidarse del coche y optar por el transporte público para llegar a la capital. La recomendación parece haber surtido efecto porque, en contra de los pronósticos, las retenciones en las vías de acceso a París eran este jueves sensiblemente menores que de costumbre.

Será en la plaza de la Nación, en el este de París, donde confluirán tractores, ganaderos y agricultores y donde amenazan con quedarse hasta lograr una respuesta positiva a sus demandas.

ENCUENTRO CON VALLS

De manera paralela, una delegación sindical formada por un centenar de personas irá a la Asamblea Nacional, acompañada de una decena de tractores, y otra más restringida se dirigirá a Matignon para entrevistarse con el primer ministro, Manuel Valls.

El Ejecutivo galo se enfrenta a un conflicto que viene de lejos y que tuvo su punto álgido este verano, cuando en pleno mes de julio los ganaderos bloquearon durante varios días consecutivos los accesos al turístico Mont Saint Michel y lograron extender la movilización a todo el país.

El Gobierno anunció entonces un plan de urgencia de 600 millones de euros con diferentes medidas de apoyo al sector. Sin embargo, la FNSEA lo considera insuficiente. Su presidente, Xavier Beulin, ha cifrado en 3.000 millones de euros la cantidad que, a su juicio, sería necesaria para que la agricultura francesa sea igual de competitiva que la alemana.