Más de 9.000 manifestantes han reocupado este sábado las calles del barrio de Mong Kok, una de las tres zonas de Hong Kong tomadas por las protestas prodemocracia desde el 28 de septiembre, tras los duros enfrentamientos registrados con la policía en la noche anterior, que acabaron con al menos 33 detenidos y decenas de heridos, entre ellos 18 policías.

Las fuerzas de seguridad, armadas con porras y gas pimienta, cargaron violentamente contra los manifestantes, pero al final se retiraron y dejaron el área en sus manos tan solo 24 horas después de haberla reabierto al tráfico. El jefe de policía de Hong Kong, Andy Tsang, rompió tres semanas de silencio oficial para decir que hasta ahora los agentes habían sido «extremadamente tolerantes» pero no habían logrado que los manifestantes se volvieran más «radicales o violentos».

La actuación policial arroja dudas sobre las intenciones del Gobierno de recuperar el diálogo con los estudiantes sobre una posible reforma electoral que pudiera zanjar las protestas. La primera ronda de contactos está fijada para el martes, y fue anunciada por el Jefe Ejecutivo, Leung Chi-Yung, tras la difusión de un polémico vídeo con una agresión policial que desató la ira ciudadana.