José Luis Rodríguez espera en una cola para entrar en Costco, un supermercado al por mayor situado a las afueras de Bayamón, la segunda ciudad de Puerto Rico. La fila es monumental. Avanza lenta y cansina. Dentro se ha impuesto el racionamiento. Los clientes entran en grupos de 10 y empleados de Costco los escoltan por la tienda para asegurarse de que solo se llevan lo imprescindible, en un intento de retrasar lo máximo posible el desabastecimiento. "La situación es muy caótica. Yo debería estar trabajando, pero la prioridad es ahora la supervivencia", cuenta en una entrevista telefónica. Sin luz ni agua corriente en buena parte de la isla, con el 80% de las cosechas arruinadas y miles de casas destruidas, el futuro ha pasado a ser secundario. Los puertorriqueños se conforman con aguantar otra semana.

Ocho días después de que el huracán 'María' atravesara la isla caribeña con una categoría cuatro, dejando un rastro de devastación apocalíptica, las autoridades han lanzado el S.O.S. "Que nadie se equivoque, estamos ante una crisis humanitaria", ha dicho el gobernador, Ricardo Roselló. El 60% de la isla está sin agua corriente; el 97%, no tiene electricidad; el combustible, necesario para alimentar los generadores, escasea. Y también la comida. Hay hospitales inoperativos y pueblos del interior que permanecen incomunicados. La presa de Guajataca, en el noroeste, ha sufrido daños estructurales y 70.000 personas están amenazadas por una eventual ruptura del embalse.

Vandalismo y pillaje

"Ha habido muchos asaltos a negocios y actos de vandalismo y pillaje. La gente está al borde de la desesperación. Se están saltando los toques de queda para hacer cola por la noche ante las gasolineras", dice Rodríguez. "El problema es que el combustible que llega no se está distribuyendo con la suficiente celeridad".

Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, un detalle que desconoce casi la mitad de la población del resto de EEUU y que muchos se han visto obligados a recordar estos días ante la lentitud de la Administración Trump en reaccionar a la catástrofe. Hasta este mismo jueves, el presidente se negó a suspender la Ley Jones de 1920, que obliga a que todos los buques de mercancías que llegan a la isla sean de bandera estadounidense, lo que encarece enormemente los costes y limita la llegada de mercantes.

"Es inaceptable obligar al pueblo de Puerto Rico a pagar el doble por la comida, el agua potable, los suministros y la infraestructura debido a los requerimientos de la ley Jones cuando tratan de recuperarse de este desastre", dijo el martes el senador, John McCain, uno de los legisladores que se movilizaron para suspender la aplicación de la normativa. El Departamento de Defensa ha enviado a la isla un buque hospital y 5.000 militares. También se han desplegado casi 10.000 miembros de los servicios federales de emergencia.

Los españoles Patricia Fuentes y su pareja, Alfonso García, viajaron a Puerto Rico para ver a una amiga cuando el huracán tocó tierra con unos vientos comparables a los de 'Irma' en Florida y unas lluvias bíblicas semejantes a las que dejó 'Harvey' en Tejas. "No hace falta irte al interior de la isla. Aquí mismo, en la zona financiera de San Juan, la gente no tiene techo y hay casas completamente destruidas", dice Fuentes en una conversación telefónica. "Hay familias con niños sin agua, que no pueden darles un baño, y no consiguen comida", añade.

La casa donde estaban no sufrió daños estructurales, pero hasta el miércoles no pudieron salir de la urbanización donde se alojan. Es difícil conseguir dinero en efectivo, y en muchas zonas de la isla no funcionan los celulares. Desde el cielo se ven pintadas sobre el asfalto con mensajes como "S.O.S: necesitamos agua y comida".

Según fuentes de la Oficina de Información Diplomática en Madrid, no hay españoles entre las 16 víctimas contabilizadas hasta ahora, pero se está tratando de localizar a cerca de un centenar de compatriotas con los que no han podido comunicarse sus familias. "Nosotros estamos bien gracias a la ayuda de la familia puertorriqueña que nos aloja", dice Fuentes.

Críticas a las líneas aéreas

"Nuestra queja es con Iberia. Nos han tratado muy mal, han colaborado muy poco y están haciendo negocio con la tragedia, vendiendo billetes a precios desorbitados", añade. También el cantante Ricky Martin ha denunciado la política de las aerolíneas, en su caso, señalando a American Airlines. "2.249 dólares por un vuelo de San Juan a Miami. Venga ya, estamos en medio de una crisis humanitaria. Debería de haber una ley contra esta clase de abusos", escribió esta semana en su cuenta de Instagram.

Antes de que llegara el huracán, Puerto Rico era ya un territorio en bancarrota y sin acceso a los mercados de crédito internacionales, con unas infraestructuras precarias y casi la mitad de la población en la pobreza. "Esto cambia por completo el panorama económico", dice el expresidente de la Cámara de Comercio de Puerto Rico, Jose Villamil, para añadir: "Hasta ahora decíamos que había que reconstruir la economía. Ahora tenemos que reconstruir el país".