Alemania tiene un acuerdo sobre la mesa pero no significa que ese Gobierno ya sea una realidad. Cuatro meses y medio después de que se celebrasen las elecciones federales, el país deberá esperar un poco más para saber si se reedita la gran coalición entre la unión conservadora que preside Angela Merkel (CDU-CSU) y los socialdemócratas de Martin Schulz (SPD). El último escollo serán las bases izquierdistas de los socialdemócratas y nada apunta a un desenlace claro.

Todo acuerdo de gobierno pactado por la directiva del SPD debe ser ratificado por sus miembros. Así, los 463.723 militantes del partido deberán aprobar o censurar el acuerdo con Merkel mediante el voto postal en un plazo que empieza el 20 de febrero y que termina el 2 de marzo. La decisión, que se sabrá el 4 de marzo, será vinculante. Convencer a una mayoría será otra tarea titánica para Schulz.

Controvertida campaña

La cúpula socialdemócrata se ha encontrado con la creciente protesta de las juventudes del partido, conocidas popularmente como jusos. Para tratar de frenar a toda costa el pacto con Merkel, la sección juvenil del partido ha iniciado una controvertida campaña, pidiendo a votantes críticos que se afilien al partido para tener así derecho de voto y conseguir frustrar el acuerdo.

De momento, su estrategia está dando frutos. Este martes, el partido socialdemócrata más antiguo de Europa daba a conocer que tan solo en el mes de enero hasta 24.339 personas se habían inscrito en sus bases. Parte de la cúpula del partido lo celebraba pero, ¿cómo pueden crecer los afiliados en un momento de máxima debilidad en el que el SPD apunta con un 17% a los peores resultados de su larga historia? Los jusos son parte de la respuesta. «Es frustrante ver como se repiten los mismos errores, pero depositamos nuestra esperanza en la fuerza de los jóvenes para forzar el cambio», explica a este diario Delara Burkhardt, vicepresidenta de los jusos.

Esa estrategia no ha gustado en algunos sectores. Este martes, el Tribunal Constitucional Federal de Karlsruhe recibió cinco demandas urgentes pidiendo anular ese referéndum. Dos de las quejas ya han sido desestimadas. Aún así, los recursos presentados argumentan que el hecho de poner el acuerdo de Gobierno en manos de las bases del partido es antidemocrático, pues vulnera el mandato otorgado a los diputados en las elecciones del pasado 24 de septiembre.

Ajeno a esas críticas, el máximo representante de las juventudes socialdemócratas, Kevin Kühnert, empezará hoy su gira por todo el país para convencer a las bases de que el acuerdo de Gran Coalición olvida los objetivos primordiales del SPD.

Las juventudes y el ala izquierda del partido, más idealista, lamentan que el nuevo pacto de gobierno no incluya propuestas clave como el aumento de impuestos a los más ricos o la creación de un seguro sanitario universal y que, en cambio, si incluya la restricción de la reunificación familiar de los refugiados.

El 21 de enero, el sector rebelde socialdemócrata consiguió que un 44% de los delegados del SPD votasen en contra de la propuesta de la cúpula de negociar con Merkel. El próximo 4 de marzo esperan que la estocada sea la final. Los conservadores tildaron la protesta como una «rebelión de enanos». Ahora la mofa les puede salir cara.