El cadáver de Giuseppe Dainotti, de 67 años, un capo de la Cosa Nostra excarcelado tras pasar dos décadas en la cárcel, apareció el año pasado en una calle D’Ossuna, cerca de la catedral de Palermo. Era el 22 de mayo y los investigadores concluyeron que era un ajuste de cuentas. Parecía claro, tenía un tiro en la cabeza, al viejo estilo mafioso. Pero había otro detalle inquietante: el asesinato se había producido pocos días antes del 25 aniversario del atentado que costó la vida en 1992 al juez Giovanni Falcone, uno de los grandes héroes de la antimafia.

Dainotti no era un jefe cualquiera, sino un capo de la vieja guardia. Había salido de prisión después de haber sido condenado en los años ochenta por pertenecer a la mafia, por tráfico de drogas, robo a mano armada y por el asesinato de tres carabinieri. Su nombre remitía al clan de los 'palermitanos', dinastía mafiosa de alto rango y peso dentro de Cosa Nostra. La muerte del mafioso de produjo, además, cuando Totò Riina, el 'capo dei capi' de la mafia, agonizaba en una prisión de Parma, en el norte de Italia. Riina murió por una enfermedad el pasado mes de noviembre.

Hay otro dato a tener en cuenta. Dainotti no fue el único en salir de prisión. En los últimos cuatro años, lo han hecho más de 300 mafiosos, tan solo de la Sicilia occidental: 134 de Palermo, 54 de Trapani, 62 de Agrigento y 52 de Caltanisetta. Las cifras son de Salvo Palazzolo, un periodista que lleva décadas hurgando en las cloacas de la mafia y que para llevar a cabo investigación ha tenido que contrastar y estudiar decenas de sumarios policiales y judiciales, además de trabajar sobre el terreno.

En busca de un jefe

La salida masiva en libertad de todas estas personas tras haber cumplido sus respectivas condenas preocupa a los fiscales de Sicilia. Temen que la organizaciónm criminal se esté reoganizando. “En referencia al liderazgo de la organización no parece atribuíble a persona alguna, después de la muerte de Riina”, apunta en su informe bianual y conocido esta semana la Dirección de Investigación Antimafia (DIA). Muerto Riina, Cosa Nostra se ha quedado sin jefe, hecho que ha coincidido con la salida de la cárcel de los viejos padrinos.

“Lo cierto es que la Commissione Regional, el consejo de todas las familias mafiosas de Sicilia, no se reúne desde 1993, año en el que arrestaron a Riina, pues sólo él podía convocar esa reunión plenaria”, explica a El PERIÓDICO el periodista Palazzolo. Michele Pennisi, obispo de Monreale, por su lado, amenazado por la mafia y que ha negado funerales públicos a varios capos —incluyendo Riina—, lo dice bien claro. “Me parece evidente que el hecho de que tantas personas le dieran su pésame a la familia de Riina no es buena señal. Se están reorganizando y eso es peligroso”, explica.

En épocas de nanotecnologías, WhatsApp y finanzas creativas, la DIA ha descartado, de momento, una nueva guerra de clanes. “La época de la mafia violenta parece haber sido superada por otros métodos, que favorecen las acciones subterráneas y los negocios realizados a través de sofisticados mecanismos conspirativos y corruptos”, ha indicado el organismo. En esta lógica, los investigadores han apuntado la hipótesis del regreso de un gran capo a cargo de toda la organización para hacerla menos compartimentada y con los 'palermitanos' en primera línea. “Es un momento de decisiones”, ha puntualizado la DIA.

Otro indicio que apunta a la necesidad de reestructuración es, según los investigadores, que la mafia se apoyó en regentes que no estuvieron a la altura durante demasiado tiempo, sin capacidad de liderazgo, sin carisma y que tuvieron que recurrir a los viejos capos, algunos más que octogenarios.

Gran operativo

La gran incógnita ahora es saber si la Cosa Nostra logrará recomponerse y cuál será en este proceso el papel de Matteo Messina Denaro. Huido desde hace 25 años, Denaro llegó a ser considerado el jefe de Cosa Nostra, aunque la Fiscalía Antimafia nunca se lo creyó. “Messina Denaro es de Trapani, no de Palermo, y sin el control de la capital siciliana no puede aspirar a ser el gran capo. Además, en el pasado, se alió con la mafia feudal y brutal de Corleone, cuando en los 80 y 90 en las calles de Palermo se llegaron a acumular 300 muertos al año”, subraya un fiscal siciliano que, por su trabajo, sale cada mañana de su casa con cuatro escoltas y un coche blindado. “Por aquel entonces, el Estado, al verse incapaz de ocultar lo que estaba ocurriendo y al sentirse amenazado, montó un operativo de proporciones gigantescas y, uno tras otro, los capos fueron cayendo. Hoy aspiran a ser invisibles”, añade.

Mientras tanto, los viejos capos excarcelados han empezado a recuperar sus 'mandamenti' (territorios). Solo en Palermo, son una quincena los que ya se habrían puesto manos a la obra. Incluso habrían retomado los contactos con los colombianos. Todo, con la aquiescencia de la ‘Ndrangheta de Calabria, puesto que, en el mercado del tráfico de drogas, “hay sitio para todos”, explica otro fiscal.