Todo el pueblo a producir en los patios, en las casas, en las comunidades, en los pueblos y en las ciudades», pidió el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y se dejó filmar recogiendo los huevos que ponen sus 152 gallinas. Ese mismo jueves encabezó en la Academia Militar de Caracas un homenaje al extinto Hugo Chávez con un llamamiento diferente a las Fuerzas Armadas: reforzar su fidelidad al presidente y el Gobierno en momentos de extremas dificultades económicas y sociales. «Cinco años después estamos aquí, diciéndole a nuestro comandante en su llamarada eterna: comandante Chávez, tu pueblo y tu Fuerza Armada te han sido leales».

No es la primera vez que Maduro formula esa exhortación a los uniformados. El llamamiento adquiere sin embargo otra resonancia en una Venezuela donde solo este año abandonaron sus hospitales 3.000 enfermeras y miles de profesionales decidieron emigrar. La llamada «familia militar» no parecer ser ajena a la crisis. «Las condiciones objetivas de un golpe de Estado hoy son 100 veces superiores a las del 4 de febrero (de 1992). Los oficiales de la Fuerza Armada, las tropas, la familia militar, está pasando la misma penuria que pasamos todos en la calle», dijo el pasado 6 de marzo el exministro del Interior, fundador del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y a la vez uno de los protagonistas de aquella fallida asonada, Miguel Rodríguez Torres. Pocos días después, Rodríguez Torres, quien acompañó a Maduro hasta finales del 2014, fue arrestado. Lo acusaron de estar en contacto con la CIA y realizar acciones conspirativas contra «la unidad monolítica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana».

Cárcel y purgas / El caso del mayor general Rodríguez Torres tuvo un desenlace anunciado. «Instamos a los órganos de justicia a que actúen con todo el peso de la ley y con la severidad debida frente a la traición y el crimen», pidió el Gobierno, y no es la primera vez que lo hace. Lo que le da otro valor político a las palabras de Maduro es el contexto actual. De acuerdo con la investigadora Sebastiana Barráez, hasta el 2017 había 36 uniformados activos o en situación de retiro encarcelados. A finales del pasado febrero la cantidad era de 86.

Días atrás fueron detenidos otros nueve oficiales de diverso rango en el Ejército. La prensa opositora venezolana los considera participantes en un llamado Movimiento de Transición a la Dignidad del Pueblo. Pero, a la vez, días atrás fueron expulsados de la fuerza 24 oficiales, entre ellos Raúl Baduel, el militar que rescató a Chávez durante el golpe de Estado del 2002, y que se encuentra en prisión desde hace nueve años.

Otro de los militares degradados es el mayor general Hebert García Plaza, ministro de Alimentación de Chávez. «Compañeros de la FANB (Fuerzas Armadas), Maduro encarcela a los militares del 4F (el intento de golpe de 1992 que dio nacimiento al chavismo), a los que con méritos forjaron su carrera militar para defender la Patria y sus instituciones, solo para defender su proyecto político. No tengan duda de que ustedes también serán sacrificados y encarcelados», escribió en su cuenta de Twitter el pasado viernes.

Llamamientos a la reacción / «Estamos preparados para cualquier intento desestabilizador», dijo la gobernadora del estado de Lara, almiranta retirada Carmen Teresa Meléndez. García Plaza le respondió en los hechos: Maduro, quien busca ser reelegido el 20 de mayo, «tendrá que detener a casi todos los miembros de la FANB» si se profundiza el malestar. Pero los «militares institucionales no dan golpes de estado, lideran una desobediencia masiva cívico-militar».

A través de una carta abierta, el mayor general (retirado) Clíver Alcalá Cordones hizo este sábado el mismo razonamiento: «El compromiso con Bolívar, con el movimiento popular del 4F y con los ciudadanos que no han alcanzado en los últimos años el grado de felicidad esperado, pero sí de miseria y tristeza, nos recuerda el papel de los hombres de uniforme como agentes defensores de la nación».

Según Javier Antonio Vivas Santana, columnista del portal de izquierdas Aporrea, «vienen días decisivos para Venezuela y la Fuerza Armada, no tengan dudas, jugará un rol muy importante en el rescate de la constitucionalidad».