Las reiteradas peticiones de los aliados encabezados por EEUU dirigidas a Rusia para que ponga fin a su operación militar conjunta con el régimen de Damasco contra los barrios bajo asedio en el este de Alepo están cayendo en saco roto. El Kremlin, por boca de su portavoz, Dmitri Peskov, subrayó ayer su intención de continuar respaldando y participando en la ofensiva militar, al tiempo que advirtió contra el tono cada vez más recriminatorio de las advertencias emitidas en los últimos días por los líderes occidentales.

«Moscú continúa su operación aérea en apoyo de la lucha antiterrorista que llevan a cabo las Fuerzas Armadas sirias», declaró Peskov a los medios de comunicación. «Tomamos nota del carácter no constructivo de la retórica de Washington en estos últimos días», continuó.

El jefe humanitario de las Naciones Unidas, Stephen O’Brien, describió ayer la situación en Alepo como «la peor catástrofe humanitaria» vista en la guerra de Siria. Los ataques de la última semana se han cobrado la vida de 320 civiles, un centenar de ellos niños, y más de 700 heridos.

Las disputas verbales han ido in crescendo en los últimos días, tanto de la parte estadounidenses como de otros aliados como Gran Bretaña. «Lo que Rusia está patrocinando (en Siria) no es antiterrorismo, es barbarie», declaró el pasado lunes la embajadora norteamericana ante la ONU, Samantha Power, quien no dudó incluso en tildar el asedio de «carnicería». Su colega británico, Matthew Rycroft, no se quiso quedar atrás: «Bombas incendiarias, con un alcance indiscriminado, están siendo arrojadas sobre áreas civiles…. Rusia es partícipe con el régimen de Siria de crímenes de guerra». Ambos, acompañados por el representante francés, se ausentaron de la reunión en el momento en que el representante sirio, Bashar al Jafaari, tomó la palabra.

Las autoridades rusas esgrimen como argumento para continuar la ofensiva militar que EEUU no ha cumplido su palabra y no ha conseguido que los rebeldes sirios se distancien y mantengan una separación física con las milicias del Frente Fateh al Sham, denominado hasta hace poco Jabhat al Nusra, que durante buena parte del conflicto, iniciado en el 2011, ha mantenido vínculos con Al Qaeda, grupo extremista al que había jurado fidelidad.

«Moscú mantiene su interés en la cooperación con Washington... pero también espera que las obligaciones que (EEUU) ha aceptado asumir serán respetadas; hasta el momento, ello no ha sucedido», subrayó el alto funcionario ruso. Destacados analistas militares e internacionales rusos han descartado que pueda reanudarse el diálogo entre las dos potencias antes de que se instale una nuevO Gobierno en Washington.

Algunas voces incluso han llegado a especular con la posibilidad de que Rusia esté apretando el acelerador en Alepo, al igual que sucedió durante la batalla de Debáltseve, en febrero del 2015, durante la negociación y tras la firma de los Acuerdos de Minsk II, que han reducido la violencia en Ucrania, aprovechando que EEUU está inmerso en la campaña electoral para las presidenciales de noviembre.

El Kremlin es consciente de que, si la exsecretaria de Estado se impone finalmente en los comicios, podría incrementar la implicación de EEUU -o permitírselo a sus aliados del golfo Pérsico- en el conflicto sirio, reduciendo su margen de maniobra. La completa conquista de Alepo colocaría al régimen de Asad en una posición de mayor fortaleza frente a una eventual reanudación de las negociaciones de Ginebra. H