Rusia negó hoy que sus tropas estén envueltas en acciones militares en territorio ucraniano, como asegura Kiev, la OTAN y activistas rusos, que cifran en miles los soldados rusos desplegados en el vecino país.

"Por supuesto que Rusia no libra ninguna guerra. La Federación Rusa no participa ni participará en acciones militares en Ucrania", aseguró Anatoli Antónov, viceministro de Defensa ruso, a la agencia oficial RIA-Nóvosti.

El Ministerio de Defensa rusa salió así al paso de las acusaciones de "invasión rusa" vertidas por Ucrania ante el Consejo de Seguridad de la ONU, según las cuales Moscú habría reforzado las filas de los rebeldes prorrusos con tropas regulares y armamento pesado.

De hecho, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, viajó hoy a Bruselas para pedirle a la Unión Europea que imponga nuevas sanciones contra Rusia por su intervención militar.

En cambio, Antónov insistió hoy en que la política rusa con respecto a Ucrania consiste exclusivamente en lograr un cese de las hostilidades entre las fuerzas ucranianas y las milicias insurgentes.

"Lamentablemente, hay ciertas fuerzas que intentan enfrentar a ambos pueblos para que estalle una guerra entre Ucrania y Rusia", añadió.

Además, en relación al suministro de armamento pesado a los insurgentes prorrusos, en especial carros de combate y blindados, subrayó que las armas y la munición que utilizan los rebeldes en el este de Ucrania es de procedencia soviética, no rusa.

"Cuando la URSS se desintegró, en el territorio de Ucrania quedaron millones de fusiles, minas, piezas de artillería y demás armas. La zona donde tiene lugar la operación de castigo (ofensiva ucraniana) no es una excepción. Allí había arsenales que fueron ocupados por los milicianos", explicó.

Antónov recordó que las fuerzas gubernamentales ucranianas también cuentan en su arsenal con armamento soviético y "eso no quiere decir que Rusia suministre armas al Ejercito ucraniano o a la Guardia Nacional".

"Además, y no es un secreto, los éxitos de los rebeldes les han permitido quedarse con una gran cantidad de armas como trofeos militares que ahora utilizan contra las fuerzas ucranianas", destacó.

Según el viceministro de Defensa ruso, los propios medios occidentales informaron sobre cómo los soldados ucranianos que cruzaron la frontera rusa para huir de los combates dejaban atrás su armamento.

"Lo que ocurre en Ucrania es una tragedia común y para Rusia y para Ucrania y para Europa, en general. Para nosotros es diez veces más doloroso, ya que el pueblo ucraniano fue, es y será un pueblo hermano", subrayó.

Por ello, agregó, Rusia "no puede permanecer indiferente ante lo que ocurre en el sureste de Ucrania", escenario de "una catástrofe humanitaria" y "éstas no son mis palabras, sino declaraciones de los representantes de la ONU".

"Y ante esta situación no podíamos permanecer al margen. Ahora, nuestras ONG, empresarios y el Ministerio para Situaciones de Emergencia preparan no un convoy humanitario, que ya lo enviamos, sino un segundo, tercero y décimo", dijo.

Ese es el motivo por el que Rusia desea un "puente humanitario entre Rusia con Lugansk y Donetsk", regiones que han sido abandonadas por cientos de miles de personas desde el estallido del conflicto en abril.

"¿Qué enviamos? Harina, cereales, medicinas y pequeños generadores eléctricos para garantizar el trabajo de los hospitales", comentó.

Antónov también denunció "la guerra informativa" lanzada contra Rusia que está repleta de "muchas mentiras".

"Quieren mostrar a Rusia como una especie de monstruo que quiere imponer su opinión sobre cómo debe ser Europa. Y esto no es así", recalcó.

Mientras, la prensa rusa recoge numerosas informaciones sobre la muerte de soldados rusos en extrañas circunstancias y la celebración de entierros secretos en las regiones de Pskov y Kostromá, y en el Cáucaso, lo que ha llevado a los activistas de derechos humanos a denunciar la implicación rusa en los combates en Ucrania.

"La guerra no declarada", titula el periódico opositor "Nóvaya Gazeta" en su último número.

Ella Poliákova, miembro del Comité de Derechos Humanos adscrito al Kremlin, denunció la muerte de un centenar de soldados rusos a mediados de agosto en la localidad de Snezhni cuando una columna de blindados fue atacada con misiles por las fuerzas ucranianas, lo que ha sido negado por el Ministerio de Defensa ruso.

Mientras, la veterana Valentina Mélnikova, directora de la organización de madres de soldados más antigua de Rusia, cifró en 15.000 efectivos la presencia militar rusa en Ucrania y denunció el envío forzoso de unidades militares al vecino país sin conocimiento de sus familias.

La represalias no se han hecho esperar y el Ministerio de Justicia declaró el viernes "agente extranjero" a la organización de madres de soldados que encabeza Poliákova, mientras el diputado opositor Lev Shlosberg fue brutalmente agredido esta madrugada por investigar los entierros secretos de paracaidistas en Pskov.