El acuerdo entre el Gobierno colombiano y las FARC para poner fin al conflicto armado no dejó a nadie indiferente. Hubo fiestas en las calles y celebraciones privadas. Además, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó un alto el fuego definitivo con la guerrilla de las FARC a partir del próximo lunes, 29 de agosto, lo que cierra un conflicto armado de más de medio siglo en el país. «Quiero informar a los colombianos que, como jefe de Estado y como comandante en jefe de nuestras Fuerzas Armadas, he ordenado el cese el fuego definitivo» con las FARC, que se hará efectivo a las cero horas del próximo lunes. Los grandes diarios hablaron de un acontecimiento histórico. EEUU y la UE destacaron su trascendencia. Pero también se sintió un malestar contenido.

Esas visiones encontradas se pondrán en juego en el plebiscito del 2 de octubre en el que los ciudadanos deberán ratificar o rechazar lo pactado en La Habana. La campaña electoral ya comenzó. La última encuesta favorece al sí. El uribismo quiere revertir ese posible resultado. Mientras Álvaro Uribe medita el tono de sus palabras, que seguramente serán exaltadas, sus seguidores hablan por él. El excandidato presidencial del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, consideró que la única manera de garantizarle al país una «paz estable, duradera» es votar en contra. Zuluaga calificó a la justicia transicional de «un fraude al derecho internacional: no exige cárcel y se sustituye a toda la estructura judicial».

Para el senador Carlos Felipe Mejía, «quedó claro que en La Habana no se negocia la paz, sino la toma del país». Otro expresidente conservador, Andrés Pastrana, acusó al Gobierno de haber consolidado a las FARC como un «cártel». Pastrana llegó a comparar a Santos con el republicano Trump por «aterrorizar» a la población asegurando que si se pierde el plebiscito retorna la guerra interna.

«Le decimos adiós a la guerra y pasamos a la construcción de la paz». César Gaviria resaltó la trascendencia del pacto. El hombre que gobernó Colombia entre 1990 y 1994 y dirige la campaña en favor del sí criticó a su vez a Pastrana. «Si alguien ha sido débil con las FARC ha sido el expresidente. Me da pena por él». Otro expresidente liberal, Ernesto Samper, quien además es secretario general de UNASUR, ha tomado un decidido partido por el voto afirmativo.

El senador Antonio Navarro Wolf, exmiembro del M-19, el grupo que a comienzos de los años 90 abandonó las armas, dijo que el camino de la paz fue abonado por una contraparte, el Estado, que estuvo dispuesta a negociar. «Hay que entender que el corazón de una negociación es el desarme de una guerrilla a cambio de la posibilidad de hacer política y poder ser elegidos. Las ideas políticas seguirán iguales, vigentes, pero cambia el método en el que se busca que una idea se concrete. De eso se trata la paz». Navarro aseguró que votar por el sí no es hacerlo por las FARC sino por la paz. De hecho, dijo que en una elección no se inclinaría por ellos. H