Los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, expresaron su disposición a reunirse para resolver la crisis bilateral que se desató después que Venezuela cerró la frontera con Colombia en el estado de Tachira. A más de una semana de que se tomara esa medida, fueron deportados 1.100 colombianos mientras otros 10.000 regresaron a ese país alegando el maltrato de las autoridades venezolana.

“Quiero ver al presidente Santos cara a cara”, dijo Maduro desde China a la televisión venezolana. El presidente venezolano instó a su colega a “restituir el equilibrio, la sensatez, la tranquilidad” y aseguró que Caracas “no quiere una confrontación ni un enfrentamiento” con Bogotá sino garantizarle a los habitantes de Tachira su seguridad. “Que se acabe el paramilitarismo en la frontera y en todo el país”.

Santos también anunció su disposición a encontrarse con Maduro. Su pronunciamiento se conoció después que el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, revelara que el mandatario venezolano le había expresado una intención similar.

“Le respondo al presidente Maduro: ha sido siempre parte de mi talante y parte de mi forma de administrar nuestras relaciones exteriores y sobre todo de administrar unas relaciones tan difíciles como han sido las relaciones con Venezuela, el privilegiar el diálogo y la diplomacia”, dijo Santos. “Estoy dispuesto a reunirme, pero que los colombianos necesitan que se les respeten sus derechos fundamentales”. También pidió que Caracas de “pasos en esa dirección”. Santos solicitó especialmente que se ponga en marcha un corredor humanitario para que “más de 2.000 niños que los tenemos censados que están al otro lado de la frontera puedan asistir al colegio aquí en Colombia”.

Desde China, Maduro fue, a la vez, diplomático y frontal. Le reprochó a Colombia el no haber cumplido los acuerdos alcanzados la semana pasada en Cartagena por las cancilleres Delcy Rodríguez (Venezuela) y María Ángela Holguín. “Allí quedó un documento con seis puntos, si ellos hubieran trabajado con seriedad en esos seis puntos, seguro esos pasos fronterizos ya estuvieran parcialmente abiertos pero el presidente Santos como que no entiende el tema y está desesperado por las elecciones. Parece que en las encuestas no le va bien”.

Caracas cerró la frontera en respuesta a una supuesta incursión en la población de San Antonio del Táchira de paramilitares o contrabandistas colombianos.

Cúcuta, la ciudad vecina de Táchira, se encuentra sumida en una crisis económica y humanitaria. Su alcalde, Donamaris Ramírez, dijo que demandará a Maduro ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Por lo pronto, el Procurador general, Alejandro Ordóñez, pidió a la Corte Penal Internacional (CPI) que ordene la captura de Maduro por presunta persecución contra los colombianos que viven en la zona de frontera. Según Ordoñez, hay evidencia de que Venezuela comete delitos de lesa humanidad. Esas gestiones, suponen analistas, están lejos de resolver los problemas bilaterales. De hecho, Venezuela respondió extendiendo el estado de excepción a toda Táchira. Por ahora, la región, a través de la Unasur, mira los acontecimientos con una cautela que ha provocado cierta desazón en Bogota. La Unasur es presidida por el ex mandatario colombiano Ernesto Samper.