La complicada historia de Bowe Bergdahl se acerca a su desenlace. El sargento de Estados Unidos, que abandonó su base en Afganistán en 2009 y pasó cinco años cautivo en manos de los talibanes, hasta que Barack Obama logró su liberación en un polémico intercambio por cinco talibanes presos en Guantánamo, se ha declarado culpable este lunes ante un juez militar. Ha aceptado el cargo de deserción, que conlleva una pena máxima de cinco años, y el de mal comportamiento por haber puesto en peligro la vida de los soldados que participaron en operaciones para intentar liberarlo, por el que podría ser condenado a cadena perpetua. La vista para su sentencia será el 23 de octubre.

El caso de Bergdahl siempre ha estado lleno de luces y sombras. Aunque durante mucho tiempo hubo versiones distintas sobre cómo acabó en manos de la red Haqqani, tras su liberación empezó a constatarse que el sargento, un joven idealista desencantado con la misión estadounidense militar en Afganistán, había abandonado voluntariamente su puesto. La decisión de Obama de canjearlo por cinco destacados presos talibanes, que razonó con el argumento de que EEUU nunca deja abandonados a sus soldados, provocó una tormenta política. Y el regreso a casa de Berghdal, un nativo de Idaho, no tuvo ninguna de las celebraciones que suelen acompañar a los retornos de héroes o militares.

Trump le llamó "traidor"

Durante la campaña electoral, Donald Trump llamó repetidamente a Berghdal "traidor". Incluso llegó a sugerir que debería ser ejecutado, "como en los viejos tiempos". Lo hizo, por ejemplo, en un discurso en agosto de 2015 en New Hampshire. En aquella ocasión dijo que Berghdal era un "sucio y podrido traidor", y aseguró que seis soldados murieron intentando liberarlo, una acusación que no se ha probado (aunque sí hay constancia de soldados que resultaron heridos): "En los viejos tiempos", dijo Trump antes de hacer con sus brazos el gesto de disparar un rifle y añadir: "bing bong". En julio de 2016 repetía el guión, con disparo incluido, en otro mitin en Indiana.

Los abogados defensores de Berghdal intentaron alegar que con esos comentarios Trump había afectado al caso y aunque el juez reconoció que eran "preocupantes y decepcionantes", determinó que no constituían una orden ilegal para influenciar la justicia.

Ante ese magistrado militar, Jeffery Nance, Berghdal ha reconocido que entiende que lo que hizo motivó que otros tuvieran que buscarlo, operaciones en las que al menos dos militares resultaron gravemente heridos. Y esas lesiones probablemente se tomarán en cuenta a la hora de sentenciar al sargento, que ahora tiene 31 años. Aunque los abogados de Berghdal aseguran que su cliente no es reponsable de decisiones que tomaron otros sobre operaciones para su búsqueda, y aseguran que la liberación de Bergdahl no era el único objetivo de algunas operaciones, el juez permitió en junio que se usen en la vista de la sentencia las graves lesiones que sufrieron un SEAL y un sargento de la guardia nacional.

Los cinco años que Bergdahl pasó en cautividad, que incluyeron tiempo confinado en una jaula, podrían influir en que la condena no sea la más dura.