Las relaciones de Donald Trump con los servicios de inteligencia hace tiempo que son explosivas pero ahora están a punto de estallar. Según han confirmado fuentes de la Administración a distintos medios, el presidente se dispone a desclasificar un polémico documento, y piensa hacerlo pese a la oposición del director del FBI, Christopher Wray, y de su Departamento de Justicia.

El polémico texto ocupa solo cuatro páginas. Fue preparado por ayudantes de Devin Nunes, el republicano que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. Y según Trump, los republicanos y los medios conservadores, confirma sus tesis de que la manipulación política ha guiado tanto al FBI como al fiscal especial, Robert Mueller, en la investigación del ‘Rusiagate’, la supuesta confabulación de su campaña y su equipo con el Kremlin mientras Moscú interfería en las elecciones estadounidenses que el presidente ha definido repetidamente como una “caza de brujas”.

"Omisiones de hechos"

El documento, no obstante, es ampliamente cuestionado. Parece apuntar a que el FBI ocultó información a un juez para lograr que el magistrado diera su autorización para espiar a Carter Page, quien fue asesor de la campaña de Trump. Pero Wray, el director del FBI que Trump eligió tras cesar fulminantemente a James Comey, ha mostrado “graves preocupaciones por omisiones materiales de hechos que fundamentalmente impactan en su precisión”.

En concreto, se cree que los ayudantes de Nunes han editado selectivamente la información. Su documento parece que argumenta que, para lograr la aprobación del juez para espiar a Page, se usó material del también polémico “dossier ruso”, un informe preparado por el exespía británico Christopher Steele que fue financiado por la campaña de Hillary Clinton y el Partido Demócrata y que incluía algunas acusaciones no verificadas, incluyendo unas de contenido sexual sobre Trump. Lo que obvian es que, según se ha publicado, el FBI comprobó independientemente la veracidad del material que usó para convencer al juez.

Seguridad nacional

Ahora está por ver si Trump desclasifica todo el documento de Nunes o lo hace con partes editadas para responder a las alertas de su propia Administración de que podría poner en peligro la seguridad nacional al desvelar mecanismos secretos de funcionamiento de su espionaje. Si desclasifica, Trump enviará de vuelta el documento al comité del Congreso, que será quien tome la decisión de hacerlo público, aunque el lunes ya votaron a favor de esa publicación.

En juego está también la credibilidad de los servicios de inteligencia y del funcionamiento de su Departamento de Justicia, aunque hace ya tiempo que Trump ha mostrado absoluto desdén por proteger su reputación.

Críticas, presiones y ceses

El presidente parece más interesado en desarticular a cualquier precio la investigación del 'Rusiagate', en la que se da por seguro que Mueller estudia ya no solo la posible colusión con el Kremlin durante la campaña, sino también si el presidente ha obstruido la justicia. Trump cesó a Comey después de que este se negara a "dejar pasar" las pesquisas sobre Michael Flynn, el exasesor de seguridad nacional que luego fue imputado por Mueller. Esta semana ha dimitido el número dos del FBI, Andrew McCabe, al que Trump había criticado incesantemente. Se ha publicado que el presidente intentó también despedir a Mueller el pasado verano y que solo se frenó cuando amenazó con dimitir el principal asesor legal de la Casa Blanca.

No han faltado tampoco las críticas y presiones sobre Rod Rosenstein, el número dos del Departamento de Justicia que nombró a Mueller (después de que el fiscal general, Jeff Sessions, se inhibiera para indignación de Trump de cualquier investigación vinculada con Rusia). Y ahora Wray, el hombre que Trump eligió para relevar a Comey, vive su primera batalla con el presidente.